1 abril, 2025
Cultura

Un maravilloso concierto solidario de la Fundación “Prometheus”.

Puerto Madero, un joven barrio de la Comuna 1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ya está
integrado a los cuarenta y ocho barrios oficiales en los que se divide nuestra ciudad. Sin embargo, para
aquellos porteños entrados en años, la ciudad de Buenos Aires continúa teniendo “Cien barrios porteños”,
como dice el vals creado por Carlos Petit y Rodolfo Sciammarella y que hiciera célebre el popular
intérprete Alberto Castillo hacia los años 40. (Yo soy parte de mi pueblo y le debo lo que soy, hablo con
su mismo verbo y canto, canto con su misma voz… Cien barrios porteños, cien barrios de amor, cien
barrios metidos en mi corazón…)
Los porteños reconocemos a nuestra ciudad por barrios y también solemos agruparlos bajo los cuatro
puntos cardinales, pero vale recordar que la Ley Orgánica de las Comunas Nº 1.777 sancionada por la
Legislatura Porteña, estableció la división de la Ciudad en quince Comunas. Claro que se requieren años
para cambiar la idiosincrasia de sus habitantes. Para los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires, aún es
poco común hablar de Comunas. Es probable que los trámites administrativos como renovar la licencia de
conducir, pedir fecha para casarse, regularizar rentas u otras necesidades nos obliguen a dirigirnos a tal o
cual oficina de acuerdo a nuestro domicilio declarado y entonces sí, tengamos que encuadrarnos en
Comunas… pero lo real es que no escucharemos a ningún porteño decir, por ejemplo…“Me voy a pasear
por la Comuna 4”… seguramente dirá… “Me voy a pasear por el barrio de La Boca…”.
Y así es. Hoy Puerto Madero es un barrio que los fines de semana se llena de turistas extranjeros, de
porteños en bicicletas que buscan recrear la vista con el Río de la Plata, con visitantes ávidos de ingresar a
la Reserva Ecológica para caminar, hacer senderismo o pasar el día en familia; otros; atraídos por la feria
artesanal y también para aquellos que recuerdan la antigua Ciudad Deportiva de Boca Juniors, se deleitan
con ver una y mil veces la belleza que Lola Mora nos dejó con su Fuente Monumental Las Nereidas.
Algunos, buscan las delicias gourmet en prestigiosos restaurantes enclavados en las cercanías de los
diques y el paseo arquitectónico de las torres maravillosas con que se fue poblando la zona mientras otros,
prefieren los tradicionales carritos costaneros que tienen ofertas al paso para todos los bolsillos.
Lo cierto es que Puerto Madero, es un centro neurálgico donde también suceden hechos artísticos de
notable relevancia como el reciente y maravilloso concierto que fuera brindado el pasado sábado 19 de
Octubre en la Parroquia Nuestra Señora de la Esperanza.
En nuestra ciudad existen innumerables ofertas culturales: cine, obras de teatro, espectáculos de danza,
conciertos de todos los géneros musicales, visitas a museos, paseos guiados, y también otra innumerable
cantidad de propuestas que se dan a conocer en las redes sociales, aquellas que antes llamábamos el
ambiente underground porteño. Pues bien, hoy, de una u otra forma todo tiene su difusión…
El evento estuvo bajo la rigurosa organización de la Fundación “Prometheus”, una Institución sin fines de
lucro que promueve la cultura a través de un movimiento artístico polifacético. Su objeto es promover,
desarrollar, estimular, colaborar, participar y/o intervenir de cualquier forma, en toda clase de actividad de
carácter cultural, educacional, intelectual, artístico, científico y de impacto social. En favor del fomento
del desarrollo artístico y cultural, ha dado inicio a su actividad poniendo especial énfasis en “La música
como expresión cultural”. Tal como está expresado, las palabras que anteceden enmarcan un sueño y por
eso es necesario ir a la primera persona y transcribir los objetivos desde la fuente propia de información.
Actualmente, el primer componente de su estructura orgánica es el grupo vocal “Prometheus Ensamble” y
la mirada hacia el horizonte artístico prevé la creación paulatina de otros grupos artísticos, áreas
didácticas y áreas de difusión.
“Prometheus” no es una improvisación ni un sueño a corto plazo. Es una Institución que ya está presente
en la Cultura Nacional y su búsqueda es la excelencia y el buen gusto por las bellas artes y las
humanidades. Para ponernos a la altura del acontecimiento, basta solamente con leer el título del
concierto cuya presentación rezó “BOLÉRO – Concierto de los Impresionistas”.

En general, cuando se aborda el concepto de impresionistas, se suele hacer referencia al movimiento
artístico definido para las artes plásticas para rápidamente, hacer referencia a los artistas Claude Monet,
Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir, Paul Cézanne y otros.
Los más avezados en conocimientos musicales y por un interés aplicado al interminable mundo del
estudio de la música, hablan de un impresionismo musical colocando en el centro de la escena al célebre
Claude Debussy, pero no está de más saber que también la literatura, la escultura y el cine tuvieron su
período impresionista.
Hablar entonces de impresionismo musical, alude a finales del siglo XIX. a nombres como el ya citado
Claude Debussy, sumado a Maurice Ravel, Erik Satie y otros. En tanto, se reconoce al Impresionismo
como la idea de la representación fugaz de un momento y en la música esto puede traducirse como el
deseo de plasmar una imagen sonora que trasmita un estado de ánimo y una atmósfera momentánea al
oyente.
Sin dudas, la propuesta artística en su estado germinal ya sobrepasaba la idea de un concierto como
concierto en sí mismo, por eso y en las palabras de Fabián Medina Flores, un hedonista y hombre ligado a
la moda, se transmitió al público uno de los sentidos de la convocatoria propuesta.
Su discurso, además de referirse al programa a interpretar y sus particularidades, le atribuyó a la reunión
la posibilidad de que todos y cada uno de los presentes se deje atravesar en cuerpo y mente por la música
la que sin dudas, nos haría salir distintos luego escuchar su lenguaje sanador.
A continuación, tuvo lugar la palabra el Fundador y Presidente de “Prometheus”, Augusto Bovio quien le
habló a la concurrencia sobre los objetivos que envuelven su tarea, sus sueños y como el fuego de la vida
y la conexión hacia un sentido más profundo de la existencia están presentes en todo su accionar.
Presentado entonces el concierto desde su óptica espiritual y humana, el silencio se adueñó del recinto
para, tras la afinación de la Orquesta Sinfónica de la Fundación “Prometheus”; dar la bienvenida al
Maestro. Giovanni Panella.
Nacido en Italia hacia 1985 y residente en la Argentina, ocupa un lugar prestigioso en el mundo de la
música académica nacional. Habiendo estado al frente de la Sinfónica de la Radio de Bucarest, la
Filarmónica Oltenia de Craiova, la Orquesta de Cámara Athanor de Roma, la Camerata Universidad de
los Andes, la Banda Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires y la Orquesta de Cámara del Congreso de la
Nación, entre otras. Posee grabaciones discográficas y se desempeña como Director Titular de la Cantoría
del Socorro y desde 2024, es Director Titular de la Camerata UANDES de Santiago de Chile
desarrollando también una prolífica performance como compositor y arreglador.
Su presencia en el podio, su talento y su calidad humana, generan un magnetismo y un respeto superlativo
para con los músicos, hecho que además de ser plausible, se transmite y flota en el aire a la hora de hacer
música.
Integrar la Orquesta Sinfónica de la Fundación “Prometheus” es para los músicos, una oportunidad
fantástica, soberbia y una instancia placentera. Esto sucede, porque existe un gran reconocimiento a las
trayectorias individuales, un respeto por la tarea y un compromiso mutuo que es el resultado sobresaliente
como corolario de cada concierto.
Si bien cada uno pertenece a distintos organismos orquestales, “Prometheus” creo un espacio de
camaradería y cordialidad donde se encuentran antiguos compañeros de estudio con pares de otras
orquestas junto a jóvenes músicos que se integran al ambiente. La música no tiene edad para ser
interpretada y solo la experiencia orquestal compartida contribuye a la concertación haciendo crecer a los
artistas en su profesión.
Interpretar a los compositores impresionistas franceses es siempre un gran desafío, aún para aquellos
experimentados en la dirección orquestal. El tempo de las obras suele ser más libre, con libertad para
algunos rubatos, y es en la batuta donde se resuelven la retención y la soltura de la obra que se está
interpretando.

El concierto se inició con “Pavane pour une infante défunte” de Maurice Ravel originalmente
compuesta para piano y luego orquestada por el mismo compositor. La misma, está inspirada en una
danza lenta y procesional célebre entre los S. XVI y XVII y expresa la nostalgia y la sensibilidad de la
España Real.
La precisión del Mtro. Giovanni Panella en sus primeros movimientos comunicacionales con la Orquesta,
ya dio cuenta del altísimo nivel de los intérpretes y del alto vuelo que el concierto adquiriría de allí en
más.
Seguidamente “Le cygne” perteneciente a “Le carnaval des animaux” del compositor Camille Saint
Säens, enmudeció a la concurrencia cuando al segundo compás de iniciada la obra, el sonido del
violoncello de Lucas Brass, un joven artista y un solista de excepción colmó el recinto, provocando un
goce estético y musical en todos y cada uno de los que allí estuvimos.
El clima por demás auspicioso y expectante, gozó del silencio necesario y obligó a desconectarse de la
tecnología celular para dejar por un instante las ocupaciones por las que circunstancialmente un
espectador puede ser abordado durante el transcurso de un concierto.
Llegó el momento del célebre impresionista por excelencia y un desafío de alto vuelo para los intérpretes.
Extraída de la “Suite Bergamasque” tuvo su interpretación “Claro de Luna” de Claude Debussy. El autor
tomó su nombre de las máscaras de la “Commedia dell’Arte” di Bérgamo y está inspirada en las “Fêtes
galantes” de Paul Verlaine. Su andante expresivo permitió el abordaje de un clima armónico donde
prevalecieron y se destacaron los contrastes dinámicos entre los sutiles pianísimos y sus heroicos pasajes
fuertes.
En un programa de impresionismo francés no puede faltar la obra de Gabriel Fauré. Tuvo lugar entonces,
la interpretación de “Pavane”, Op. 50 recordando también el centenario de su fallecimiento. Nacido en
Pamiers se dedicó a la pedagogía y a la composición, mientras desarrolló una brillante carrera como
organista y pianista. Es sin dudas el compositor francés más reconocido de su generación y su estilo
musical influyó en muchos compositores del siglo XX. Fue entonces, Camile Saint-Saëns, quien
acompañó su formación académica, sellando entre ambos músicos una amistad de por vida.
“Pavane”, Op. 50, fue sin duda el momento de mayor dulzura y elegancia de la noche, donde el
Impresionismo fugaz nos envolvió con la presencia de su éter.
A continuación, y en el más sensible de los momentos del concierto el Mtro. Giovanni Panella logró
traducir a la Orquesta su interpretación de ”Gymnopédies” I y II de Erik Satie inspiradas en danzas de la
antigüedad griega.
Como en los escritos reales de la novela Salambó de Gustave Flaubert y que impulsaron a Satie en su
composición, la orquesta logró una comunión única y una dialogicidad real que se tradujo durante los
breves minutos que ambas danzas duraron.
Como la música transcurre en el tiempo, el concierto naturalmente llegaría a su fin. Programado el
famoso “Boléro” de Maurice Ravel que también adjudicó un original nombre al evento, había llegado el
gran desafío para la orquesta y sus solistas.
La obra estrenada en la Ópera Garnier de París el 22 de noviembre de 1928 y dedicada a la bailarina Ida
Rubinstein, se convirtió no solamente en una de las más famosas obras del compositor, sino también en
uno de los exponentes de la música del siglo XX.
El momento épico vivido, seguramente hizo recordar a muchos de los presentes el final de la célebre
película “Les uns et les autres” (Los unos y los otros) estrenada en 1981 bajo la dirección de Claude
Lelouch. Sobre el final del film y en un espectáculo de danza clásica único musicalizado con el “Boléro”
de Maurice Ravel; el bailarín argentino Jorge Donn bajo la dirección del coreógrafo francés Maurice
Bejart, se consagró como un emblema simbólico de la danza para toda la humanidad.
Lo cierto es que el ”Boléro” de Maurice Ravel es un poema sinfónico único en su estructura y con la
particularidad de repetir constantemente un motivo rítmico y melódico. Luego de cuatro compases de

tambor pianissimo, la flauta presenta el tema que luego será abordado por todos los instrumentos de
viento de madera y de metal, hasta llegar a las cuerdas en un ritmo de gradual construcción orquestal. Su
final provoca en todos, un clima de euforia, efervescencia, pasión y emoción y esta no fue la excepción.
El aplauso colmó hasta el último espacio de la Esperanza. Fue prolongado y con vítores que obligaron al
Mtro. Giovanni Panella y a la Orquesta Sinfónica de la Fundación “Prometheus” a saludar varias veces.
Llegó entonces el bis de película, aquella obra que sorprende al espectador que duda en si debe
permanecer de pie o volver a sentarse. Ese bis fue “We are Free” del célebre film “Gladiator” bajo
dirección de Ridley Scott. La música compuesta por Hans Zimmer fue arreglada por el Flautista Fabricio
Fornero, integrante de la Orquesta Sinfónica e interpretada sublimemente por el Organismo.
El público pidió más y el Mtro. Giovanni Panella así lo entendió regalando un segundo y brillante bis
repitiendo “Claro de Luna” de Claude Debussy.
Afuera, la luna se presentaba menguante y casi llena lo que daría una visión óptima de la Aurora, cuando
ya todos celebraríamos el “Día de la Madres”. Evidentemente, todo estaba alineado.
Augusto Bovío, Fundador y Presidente de “Prometheus” agradeció a todos los que lo acompañan en esta
tarea artística. A las personas de su entorno personal, a su Equipo de Prensa, a la Prof. Valeria Rinaldi en
la Coordinación de la Orquesta y al Productor Ejecutivo Rafael Dos Santos.
Las palabras de cierre fueron para el dueño de casa, el Padre Pedro Baya Casal, Cura Párroco de Nuestra
Señora de la Esperanza, quien proveniente de la Parroquia Virgen Inmaculada en el barrio Ramón Carrillo
de Villa Soldati, desarrolla una tarea pastoral que incluye además la Capilla Virgen de Caacupé del Barrio
Rodrigo Bueno. En este Barrio viven 2665 personas en un total de 563 viviendas y el 23 de marzo de
2017 se sancionó la Ley N° 5798 que dispone su reurbanización, zonificación e integración social,
cultural y urbana a la Ciudad de Buenos Aires.
Es menester informar que la Fundación “Prometheus”, además, abraza un serio compromiso social y
solidario. El gran resultado de este gran concierto, ha sido la donación absoluta de todos los ingresos
provenientes del apoyo silencioso de importantes empresas sumado a la venta de entradas. Dicha
recaudación tuvo como destino, la obra que el Padre Pedro integrante del Equipo de Sacerdotes para las
Villas de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires realiza.
En la Parroquia Ntra. Sra. de la Esperanza, ubicada en Aimé Painé 1698 – Puerto Madero, se recibe
mercadería (alimentos no perecederos y artículos de limpieza) que se reparte en “bolsones” a diversas
familias como así también ropa y calzado en buen estado. Además, todos los domingos a las 16 horas se
ofrecen conciertos públicos y gratuitos de alta calidad. En tiempos difíciles se multiplican los esfuerzos y
es una gran oportunidad para que hable nuestro corazón a través de la solidaridad.

Por Hugo René Sanz

 

 

 

 

 

 

 

FOTOS:
– La Parroquia de Ntra. Señora de la Esperanza
– Maestro Giovanni Panella.