Se ha ido una destacada representante del arte textil en la Argentina
Sara Rubin fue una destacada artista textil, especializada en macramé, autora de una obra rica y variada, en la que se destacan sus magníficos tapices. Nació en la ciudad de Rosario, pero desde hace años estaba radicada en Buenos Aires, donde expuso en numerosas oportunidades como también en otros lugares del país; y en el extranjero, por ejemplo en España, Francia, México, Japón, Uruguay o Brasil.
Ha recibido diversos premios, fue jurado y autora de libros sobre su especialidad, e integró o presidió entidades como el Centro Argentino de Artesanos, el Centro Argentino de Arte Textil o la Asociación Amigos de la Educación Artística. Pero fundamentalmente fue maestra de su arte, desarrollando una importante labor docente durante varias décadas.
Sara nos ha dejado hace pocos días, debido a una enfermedad a la que había dado pelea durante unos cuantos años. Tenía tres hijos y varios nietos.
A modo de pequeño homenaje publicamos parte de una entrevista que le realizáramos en 2001 para La Gaceta del Retiro.
Entrevista.
Cuando anudar es un arte
¿En qué consiste la técnica con la que hacés esos hermosos tapices, esas obras tan variadas?
-Yo hago macramé, que es el arte de anudar y trenzar. Es una técnica milenaria que nace con la civilización humana, porque en épocas primitivas las prendas para cubrirse se hacían anudando cueros, o se utilizaban las fibras vegetales para atar una piedra filosa a una rama de árbol y así hacer un hacha. Muchos pueblos utilizaron la técnica del nudo en adornos para sus ceremonias, los de la zona del Caribe utilizan aún hoy sus nudos para hacer hamacas, los pueblos andinos tenían los quipus, que les servían como sistema contable…
Y en esta técnica se trabaja solo con las manos ¿verdad? No se requiere un telar…
-Exactamente, es una técnica totalmente manual, en la que no interviene ningún instrumental, ni agujas ni ningún otro. Es un trabajo muy lindo, interesante y creativo, e inmensamente rico en cuanto a lo que se puede realizar, que va desde objetos utilitarios hasta obras de arte.
Cuando se menciona macramé lo primero que viene a la mente son las carpetas o los visillos que había antes en muchas casas. ¿Podrá decirse que este arte es también eso?
-Te diría que en principio es eso. Ahí se trata de un trabajo bidimensional, en el que intervienen las guardas y los diseños más primitivos de rombos, de rayitas, de tejidos calados. Yo siempre les digo a mis alumnos que hay que saber hacer ese tejido, porque con él vamos a estructurar determinados diseños. Lo importante es después saber desestructurarlos, y ahí es donde interviene la creatividad, lo artístico.
Y desde lo artístico ¿qué posibilidades tiene el macramé?
-Las posibilidades son infinitas, porque se puede trabajar desde lo plano hasta objetos con volumen, o instalaciones, y desde lo más pequeño hasta lo más grande. Todo se puede hacer con el tejido de nudos. Con diferentes materiales, por supuesto: sogas, hilos finos, sedas, crines, hasta con alambres. En este momento por ejemplo estoy trabajando con hilos metálicos.
¿Cómo llegás al conocimiento de todo esto?
-Cuando lo aprendí era muy chica, tenía ocho años. La que hacía macramé era mi abuela. Ella no me enseñó detenidamente, solo me pedía que me quedara a su lado mirando lo que hacía, y así, como lo que se transmite de una generación a otra, aprendí lo básico. Después me interesó ya de otra manera. Viendo una exposición de arte textil me di cuenta de que esa técnica yo ya la conocía, que la tenía incorporada a mi memoria genética. Solo tenía que ponerme a investigar qué más podían darme esas carpetas o esas pequeñas cosas que yo hacía como jugando. Ahí me metí de lleno a bucear en el arte y en las diferentes posibilidades que da lo textil. Empecé a interesarme por el volumen, busqué gente que sabía mucho con quien aprender, tuve muy buenos maestros. Todo es una búsqueda, y en esto encontré caminos increíbles de formas, de colores, de creatividad.
¿Y los diseños, las ideas, cómo las elaborás? Porque veo que cada obra es única, no se repite…
-El tema de los diseños a veces es como un juego. Se utiliza un ejercicio totalmente automático. En general hacemos una especie de collage, y sobre él un juego libre de texturas, de materiales; y sobre eso utilizo las formas que puedan sacarse de lo subconsciente a lo consciente. Eso ya es un trabajo intelectual, el rescatar qué es lo que se puede tomar de esas formas para la técnica del nudo. Y lograr algo que sea armónico, con formas que se puedan complementar unas a otras, y trabajar también con las texturas. Pero el principio es como te decía, no muy diferente de lo que hago con mis nietos cuando jugamos a pegar papelitos de colores, de donde van naciendo distintas formas.
Hay una palabra que utilizás a menudo y es: creatividad…
-Claro, quizá por eso muchas veces pasa algo con mis alumnas: después de una serie de clases que hacemos para descubrir la topología del nudo, ahí es cuando trato de incorporarlas al juego de las formas; y una vez que hacen ese ejercicio en diferentes momentos del trabajo creativo muy a menudo me dicen una frase, que es: “nos abriste la cabeza”. Y yo creo que de eso se trata. Si alguien que comenzó queriendo hacer una pequeña labor en un momento dado me dice eso, creo que mi función docente está cumplida. Se trata de poder abrir la sensibilidad, la capacidad de descubrir el mundo con eso que llamamos la creatividad.
Hablás también mucho de tus alumnas, de tu tarea docente. Y siendo que has hecho muchas exposiciones, ¿ahora estás más dedicada a enseñar?
-En este momento estoy muy volcada a la docencia. Me gusta crear, obviamente, y siempre hago algo nuevo. Pero también me gusta mucho enseñar. Trabajo en general con grupos pequeños, porque permite conocer mejor al alumno, con eso puedo darle más. Y estoy preparando un nuevo libro sobre macramé. Tengo que hacerlo porque es lo que más me piden. Incluso recibo correos electrónicos de distintas partes del mundo en relación al material de mi libro anterior. Entonces eso me abre un camino maravilloso de comunicación con todas las personas que aman esta técnica.
FOTO: Sara Rubin (Foto La Gaceta del Retiro).