Manuel Belgrano: su formación intelectual
Por Josefina del Solar
A lo largo de todo este 2020 que ha sido declarado oficialmente Año del General Manuel Belgrano, como ya hemos comenzado a hacerlo seguiremos consignando en estas páginas algunos apuntes acerca de este glorioso prócer argentino.
Señalábamos en una nota anterior que difícilmente pueda hallarse en nuestra historia otra figura que haya tenido una presencia y un papel tan relevante en todos los hechos fundacionales de lo que iba a ser después la Argentina, y con el nivel de entrega, patriotismo y desinterés personal que lo caracterizaron, al punto que podemos decir que dio su vida por la causa de lo que era en su momento esta patria naciente.
Claro que todo su accionar tuvo que ver con una personalidad excepcional, pero en el desarrollo de ésta hubo varios factores que seguramente influyeron: su contexto familiar, su educación esmerada, su religiosidad, y también lo que podemos llamar su formación intelectual. Sobre este último aspecto nos gustaría detenernos en esta oportunidad.
Decíamos precisamente en nuestra nota anterior que el buen nivel económico de la familia de Belgrano permitió que él tuviera una muy buena educación. Eso lo expresa el mismo Belgrano en su Autobiografía. Dice al respecto:
“La ocupación de mi padre fue la de comerciante, y como le tocó el tiempo del monopolio, adquirió riquezas para vivir cómodamente y dar a sus hijos la educación mejor de aquella época”. Agrega a continuación: “Me proporcionó la enseñanza de las primeras letras, la gramática latina, filosofía y algo de teología en el mismo Buenos Aires. Sucesivamente me mandó a España a seguir la carrera de las leyes, y allí estudié en Salamanca; me gradué en Valladolid, continué en Madrid y me recibí de abogado en la Chancillería de Valladolid”.Una simple aclaración: se denominaba Chancilleria a lo que era en su momento el máximo tribunal de justicia de España, en este caso la Audiencia con sede en Valladolid.
Resulta interesante para evaluar la importancia de ese viaje y estadía de nuestro prócer en España, recordar cuándo tuvo lugar. Belgrano viaja en 1786, y lo hace bajo el cuidado de José Calderón de la Barca, su cuñado, marido de su hermana Josefa. Resulta evidente que ya había recibido aquí todo lo mejor que una pequeña ciudad como Buenos Aires podía brindarle en materia de educación por entonces, tal como lo expresa él mismo. Y llega a España con ese bagaje intelectual siendo apenas un jovencito de dieciséis años (recordemos que había nacido en 1770).
Puede inferirse que su estadía en la prestigiosa Universidad de Salamanca o su estudio de leyes pueden haber sido lo fundamental de su formación, lo que lo proveyó de las ideas y conocimientos de los que seguramente estaría ávido, dada su juventud y la notable oportunidad que se le abría con este viaje de estudios. Sin embargo, parece no haber sido tan así, ya que según parece las universidades no eran en aquel momento un factor progresista desde las ideas. Hubo más bien otros factores más decisivos en el pensamiento belgraniano. También en su Autobiografía señala el prócer:
“Confieso que mi aplicación no la contraje tanto a la carrera que había ido a emprender, como el estudio de los idiomas vivos, de la economía política y al derecho público, y que en los primeros momentos en que tuve la suerte de encontrar hombres amantes al bien público que me manifestaron sus útiles ideas, se apoderó de mí el deseo de propender cuanto pudiese al provecho general, y adquirir renombre con mis trabajos hacia tan importante objeto, dirigiéndolos particularmente a favor de la patria”. Quiere decir que más allá de estudiar en las prestigiosas universidades españolas, lo que más influyó en el joven Belgrano, según él mismo lo explica, fueron su contacto con otras realidades, y en especial
con algunas personalidades y con ciertas lecturas que conformaron lo esencial de su formación intelectual. Reparemos en que hace referencia a la economía política, por ejemplo, algo que era bastante novedoso por esa época. Señala así Belgrano: “Al concluir mi carrera por los años de 1793, las ideas de economía política cundían en España con furor”. Es que su presencia en Europa se da en un momento histórico de cambios políticos sustanciales, y de emergencia de una serie de ideas, políticas y particularmente económicas, que iban a influir fuertemente en él, con incidencia en todo su accionar posterior.
En primer lugar recordemos que en 1789 se produce la Revolución Francesa, que iba a tener incidencias fundamentales en el resto de Europa. Y en España en particular, el siglo dieciocho que estaba culminando en momentos en que Belgrano se encontraba transitando su período de estudios, fue el que, con la llegada de los Borbones, produjo importantes transformaciones institucionales, con repercusión incluso en el territorio de Hispanoamérica; fue el del Despotismo Ilustrado, que en el caso español acerca su realidad a la de Europa en general.
Dice sobre esto Belgrano: “Como en época de 1789 me hallaba en España y la revolución de la Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente”.Se vislumbran ya en estas frases algunos alcances de esas ideas: los referidos a la libertad, y también la existencia de un derecho natural, a los que las personas deben acceder.
Por otra parte en lo económico, desde mediados del siglo dieciocho las ideas en boga serían las de la fisiocracia, que atribuía a la agricultura ser el sustento de toda economía y la base del orden social; y que requería de libertad para su comercio. François Quesnay está considerado el padre de la escuela fisiocrática, y es uno de los autores que Belgrano frecuentó, incluso lo tradujo. También fue un estudioso de Adam Smith, quien sistematizó y expuso los estudios económicos de manera científica. Todo eso se verá expresado más adelante en los escritos económicos de Manuel Belgrano, en los temas en los que hará foco y por supuesto en su accionar político, sobre lo cual ya nos referiremos en otros apuntes que iremos desarrollando.
FOTO de arriba:
Litografía de Manuel Belgrano realizada en el taller de H. Bacle hacia 1830.