26 noviembre, 2024
Historia

Manuel Belgrano militar 

Por Josefina del Solar

Continuamos con estos apuntes en este Año Belgraniano, y lo recordamos especialmente en junio, ya que se cumplen 250  años del nacimiento y el bicentenario de la muerte del prócer.

La condición de militar de Manuel Belgrano es quizás la más mentada de todas sus actividades de los primeros tiempos de formación de la patria argentina. Pensemos que se lo menciona habitualmente con su rango de General. Pero también se ha dicho con frecuencia que en realidad él era un hombre de ideas, formado en el estudio de las leyes pero no para el ejercicio militar, de modo que si abordó la dura tarea de las armas fue como una forma más de servicio, movido por su innegable patriotismo.

Digamos que sin dudas no estaba en sus más tempranos proyectos ser militar, y que fue el curso de los acontecimientos el que lo llevó a ese camino. Sin embargo, con bastante anterioridad a sus destinos más relevantes en ese campo ya tuvo presencia en la milicia de esos años.  En primer lugar, estando todavía Belgrano en el Consulado, el virrey Melo lo designa capitán de milicias, aunque todavía el futuro prócer no se veía claramente a sí mismo en el campo de las armas. Así lo comenta el propio Belgrano en su Autobiografía:

“Si el virrey Melo me confirió el despacho de capitán de milicias urbanas de la capital, más bien lo recibí para tener un vestido más que ponerme, que para tomar conocimientos en semejante carrera”. Pero cuando se producen las Invasiones Inglesas, ya en ese caso Belgrano deja momentáneamente su tarea en el Consulado para sumarse a la lucha contra aquéllas. Volvamos a su propio relato:

“Sabida es la entrada en Buenos Aires del general Beresford con mil cuatrocientos y tantos hombres en 1806: hacía diez años que era yo capitán de milicias urbanas, más por capricho que por afición a la milicia: mis primeros ensayos en ella fueron en esta época. El marqués de Sobre Monte, virrey que entonces era de las Provincias, días antes de esta desgraciada entrada me llamó para que formase una compañía de jóvenes del comercio, de caballería (…)”. De todos modos las primeras acciones de estos grupos no fueron efectivas por carencia de una buena preparación previa, según lo relata el mismo Belgrano, quien señala al respecto: “…nunca sentí más haber ignorado, como ya dije anteriormente, hasta los rudimentos de la milicia”.

Al ser convocado por Beresford  para expresar subordinación a la fuerza de ocupación inglesa, para evitar esto cruza a la Banda Oriental. Conocido es el rechazo final por parte de Buenos Aires a la primera invasión inglesa. Luego de esto, relata Belgrano: “…por si llegaba el caso de otro suceso igual al de Beresford, u otro cualquiera de tener una parte activa en la defensa de mi patria, tomé un maestro que me diese alguna noción de las evoluciones más precisas y me enseñase por principios el manejo del arma; (…) me contraje como debía, con el desengaño que había tenido en la primera operación militar, de que no era lo mismo vestir el uniforme de tal, que serlo”. Se suma así al Regimiento de Patricios, en el cual: “Así como por elección se hicieron los comandantes del cuerpo, así se hicieron las de los capitanes en sus respectivos cuarteles por las compañías que se formaron, y éstas me honraron  llamándome a ser su sargento mayor”, señala. Agrega sobre esto en su Autobiografía: “Entrando a este cargo para mí enteramente nuevo, por mi deseo de desempeñarlo según correspondía, tomé con otro anhelo el estudio de la milicia, y traté de adquirir algunos conocimientos de esta carrera, para mí desconocida en sus pormenores; mi asistencia fue continua a la enseñanza de la gente”, añade el futuro general. Participa entonces en lo que va a ser la lucha en Buenos Aires contra la segunda invasión inglesa, pero todo ese esfuerzo inicial para formarse en el campo de las armas tendrá mucho más para mostrarse en años posteriores. Vendrá en lo sucesivo toda su entrega y sacrificio personal en hechos militares de nuestra historia que son tratados más habitualmente; pero nos parece muy interesante e ilustrativo el conocimiento de los primeros pasos relatados por el mismo Belgrano en su Autobiografía con tanta sencillez.

No creía por entonces nuestro prócer en la posibilidad cercana de la independencia de este territorio. Pero ya en 1808 la caída de España bajo el poder de Napoleón abrió un escenario inesperado, y comenzó allí la etapa preparatoria para la Revolución de Mayo que tendría a Belgrano como un protagonista de primer orden. En 1810 renuncia finalmente a su cargo en el Consulado y desarrolla algunas otras actividades -de las que nos ocuparemos en otro de estos apuntes-, hasta que los hechos de Mayo lo ubican como vocal de la Primera Junta de Gobierno. Su destino como militar pareció trazado desde allí. 

La Revolución de Mayo se había dado en Buenos Aires, de modo que pronto se planteó la necesidad de extenderla al resto del territorio que fue hasta entonces el Virreinato del Río de la Plata, y que se buscó conservar en su extensión. Belgrano es designado general al mando de las tropas dirigidas al Paraguay. Allí es derrotado y no puede impedir la independencia del Paraguay, pero es indudable que dejó en esas tierras las ideas de libertad.

Antigua fotografía que muestra cómo se conservaba el árbol bajo el cual se sentó Manuel Belgrano a redactar el parte de batalla luego del triunfo de Tucumán.

En 1811 el Primer Triunvirato lo designa comandante del Regimiento de Patricios. Meses después, en 1812, es enviado con su cuerpo militar a las costas del Río Paraná, oportunidad en la que crea una divisa distintiva de sus soldados, es decir enarbola por primera vez la bandera nacional en una de las dos baterías que también había fundado. Por esta fecha se lo designa general del Ejército del Norte en reemplazo de Pueyrredón. La tarea de Belgrano en esto va a ser inmensa, porque recibe fuerzas desmoralizadas por la derrota de Huaqui, y carentes de elementos. Con mucho esfuerzo consigue rearmar a sus hombres, y a partir de la orden del Gobierno de Buenos Aires de que retroceda hacia Córdoba, Belgrano decide lo que se conoce como el éxodo jujeño: el abandono de la ciudad de Jujuy y los campos aledaños por parte de los pobladores, de modo que el enemigo no tuviera como abastecerse ni a quien dominar en su avance. Llega así con sus fuerzas a Tucumán, donde el 24 de septiembre de 1812 vence a los realistas. Meses después, el 20 de febrero de 1813 el Ejército del Norte a mando de Belgrano obtiene una nueva victoria contra las fuerzas de Pío Tristán en Salta. A estas dos grandes victorias le siguen dos derrotas en el Alto Perú, que significaron el fin de esa campaña. En enero de1814  Belgrano entrega el mando del Ejército del Norte al General San Martín.

En los años posteriores desarrolla Belgrano otras actividades, siempre al servicio de su patria, que ya mencionaremos en otra nota. Pero en 1816, luego de la declaración de la Independencia es nombrado nuevamente al frente del Ejército del Norte esta vez en reemplazo de Rondeau. Estará tres años en esta función, al final de los cuales una enfermedad que lo fue imposibilitando lo obligó a volver a Buenos Aires, donde falleció el 20 de junio de 1820.

FOTO de arriba:

  • Monumento ecuestre al General Manuel Belgrano en la Plaza de Mayo de Buenos Aires.