Luces y sombras de la peatonalización
Por Laura Brosio (Para La Gaceta del Retiro)
El Plan Prioridad Peatón que se comenzó a implementar en la ciudad en 2008 y abarcó gran parte del microcentro, ahora se extendió a varias calles de Retiro, como Maipú, Esmeralda, Suipacha y Marcelo T. de Alvear. Además de quitar las líneas de colectivos que por allí circulaban a partir de la creación del Metrobús, en los últimos meses se realizaron importantes reformas que culminaron en abril. Se ensancharon y se nivelaron las veredas, se mejoró la iluminación con faroles Led, se colocaron bolardos y 500 arbustos.
Las cuadras intervenidas son semipeatonales ya que dejan un carril para el paso de los autos (con un permiso especial), taxis, motos, bicicletas, ambulancias y patrulleros, que pueden circular a una velocidad mínima.
En la práctica, ¿se cumplen los objetivos que se fijó el proyecto? Fuimos a recorrer la zona para conocer de primera mano la opinión de vecinos, encargados de edificios y comerciantes.
Según una empleada de una imprenta situada en Esmeralda al 800, la zona cambió mucho “porque ya no tenemos el smog de los colectivos. Además nos beneficia porque hay más gente caminando. Ahora cuando llueve no se inunda porque hicieron todo el desagüe nuevo y el agua corre”. Una visión similar sostiene Matías, responsable de una confitería lindera: “Hay mayor caudal de gente. Está mucho más lindo, por ende, invita a venir, caminar y mirar los negocios de la cuadra. La gente puede caminar más tranquila y más segura”.
Claudio, encargado de un edificio de Maipú al 900, también rescata que dejó de inundarse. “Antes los colectivos se te venían encima porque la vereda era muy angosta, estuvo bien sacarlos”, señala. Jorge, también portero de la misma cuadra, expresa que “la iluminación quedó muy bien, antes estaba todo oscuro”.
Muy distinta es la versión de Kevin, empleado de una librería de Esmeralda al 800. Comenta que varios negocios de la zona tuvieron que cerrar frente a la demora en las obras. “Nosotros también estuvimos a punto de hacerlo porque cuando hicieron las reformas se inundó el sótano y tardamos un año para poner el comercio de nuevo en funcionamiento. Aparte rompieron la vereda y dejaron el edificio sin gas. Ahora que no pasan los colectivos, la gente que venía a comprar libros ya no viene”.
Luis, propietario de la librería anticuaria ubicada en Maipú y Paraguay, que hace catorce años que está en el barrio, admite: “A mí me mató. Durante un año, mientras se hacía la remodelación, tuvimos que cerrar. Desde que sacaron los colectivos, la gente que pasa por la cuadra mermó muchísimo, la venta bajó un 30 %. Que vuelvan los colectivos, a mí me salvaría”, proclama con un dejo de tristeza. Claudio, de una ferretería de Maipú al 800, es tajante: “La obra es horrible. Cayeron las ventas y acá tuvieron que hacer la calle tres veces porque se equivocaron”.
En cuanto a otros aspectos negativos de la iniciativa, varios vecinos y comerciantes coinciden en destacar la falta de control en el tránsito y la ausencia de la policía. Por ejemplo, mencionan los numerosos autos y motos que estacionan en las veredas. Carolina, del maxikiosco de Esmeralda y Paraguay, subraya: “Las motos van a contramano. Desde que sacaron la consigna policial, nadie respeta nada”. Hernán, de un local de ropa masculina de Maipú al 900, asegura que “no se puede caminar, los autos, las motos y las bicicletas pasan a gran velocidad, te llevan puesto, es más peligroso que antes. Es un desastre, nadie controla nada, alguien tiene que controlar”.
Un caso particular es el de Esmeralda al 900. Allí las obras no se terminaron, la vereda está rota en dos tramos, faltan las luces y las plantas. “Vienen de Edesur y rompen, vienen de Metrogas y lo mismo. Rompen a cada rato, hicimos los reclamos y no lo arreglan. La gente se queja porque no puede entrar con el auto”, dice Orlando, encargado, con visible enojo.
La calle Esmeralda entre Marcelo T. de Alvear y Santa Fe, tal como luce actualmente (Foto: La Gaceta del Retiro)