23 noviembre, 2024
En Buenos Aires

Los días de Mayo: nombres y lugares que recuerdan la Revolución en Buenos Aires

25 de Mayo. 1810-2023

 

Por Josefina del Solar

Este mes que estamos recorriendo está signado indudablemente por el recuerdo y homenaje hacia la Revolución del 25 de Mayo de 1810. Se trata en efecto de un hecho fundacional, y –obvio es decirlo- de una importancia enorme para nuestro país, ya que la instauración del primer Gobierno Patrio fue el primer paso hacia la conformación años después de la Argentina como nación independiente.

Son muchos los aspectos que podemos evocar acerca de este hecho tan trascendente. De entre tantos, hoy queremos hacer foco en algunos vestigios físicos y nombres de lugares que han quedado en esta Buenos Aires de hoy, moderna y cambiante, como recuerdo permanente de aquellos días.

Lo primero a mencionar es la siempre actual Plaza de Mayo. Esta fue el sitio de la fundación de la Ciudad, pero lleva hoy ese nombre por haber sido el escenario más amplio de los hechos de 1810. Al momento de la Revolución, la Plaza estaba dividida en dos partes por la Recova. El sector enfrentado a la actual Casa de Gobierno se llamaba Plaza del Fuerte, y el que estaba frente al Cabildo se llamó Plaza Mayor, hasta que después de las Invasiones Inglesas pasó a ser Plaza de la Victoria. Con posterioridad a 1810, a la denominada del Fuerte se le dio el nombre de 25 de Mayo. Recién con la demolición de la Recova en 1884 se unificó el predio y por decisión del intendente Torcuato de Alvear se la denominó Plaza de Mayo en toda su extensión.

En la que mencionamos antes como Plaza de la Victoria, cuando estaba por cumplirse el primer aniversario de la Revolución, en marzo de 1811, la Junta de Gobierno decidió levantar un monumento conmemorativo: la Pirámide de Mayo, que se comenzó a construir en abril de ese año y se terminó al mes siguiente. La construcción era bastante modesta: en forma de obelisco, era de adobe, de unos 13 metros de alto, estaba ubicada sobre un sencillo basamento y coronada por un vaso decorativo. Pronto se la consideró insuficiente para simbolizar un hecho tan importante y hubo proyectos para reemplazarla por otra construcción, por ejemplo en la época de Rivadavia, en la que se proyectó la realización de un monumento a los hombres de Mayo. Finalmente esto no se realizó y la pirámide quedó con su forma original, hasta que en 1856 se decidió su remodelación. Se mejoró entonces su revestimiento y se le agregaron una estatua de la libertad en su parte superior y unas figuras de mármol en los ángulos de su basamento. Estas últimas posteriormente se sacaron. Hubo después otros proyectos para reemplazar a la pirámide con el argumento de que ya no se trataba de la original, pero ninguno llegó a concretarse. Con la unificación de la Plaza se la desplazó varios metros hasta su emplazamiento actual, y en 1942 fue declarada Monumento Histórico Nacional. Con posterioridad tuvo algunas restauraciones. En 2017 se encaró esto de forma integral, y se le devolvieron a la Pirámide las cuatro figuras que se le habían sacado.

Un centro fundamental de los hechos de Mayo fue el Cabildo, escenario de los debates y las decisiones políticas que culminaron la conformación de la Primera Junta de Gobierno. El edificio que hoy vemos no es el original, ya que a lo largo del siglo diecinueve esta construcción experimentó varias reformas que llegaron incluso a modificar sustancialmente su fisonomía. La más definida en ese sentido fue la que se realizó en 1879, dirigida por el arquitecto francés Pierre Benoit, en la que el Cabildo prácticamente perdió su estilo hispano colonial y se italianizó. Se le agregaron columnas corintias y particularmente una torre que resultaba muy alta para las dimensiones del edificio. Una década más tarde la apertura de la Avenida de Mayo hizo necesario el recorte de tres de sus arcos del sector norte, oportunidad en la que también se demolió la desproporcionada torre de Benoit. En 1931 se abrió la Diagonal Julio A. Roca, con lo cual se le quitaron al Cabildo tres arcos del otro extremo. Entre los años 1938 y 1940 el arquitecto Mario Buschiazzo reconstruyó el edificio buscando devolverle el estilo colonial que tenía originalmente, para lo cual se construyó nuevamente una torre y se restauró el balcón, entre otras modificaciones. Con la fisonomía que presenta en la actualidad se inauguró oficialmente en 1940. Había sido declarado Monumento Histórico Nacional en 1933.

La Avenida de Mayo por la época del Centenario.

Por último, mencionaremos las calles que recuerdan el histórico hecho. Nombramos ya a la Avenida de Mayo, proyectada en tiempos de la intendencia de Torcuato de Alvear, a quien se debió una gran modernización de la Ciudad de Buenos Aires. No fue sencillo concretar el trazado de la Avenida, ya que fueron necesarias para eso una serie de expropiaciones que no siempre se pudieron hacer sin dificultades. Finalmente se inauguró no en mayo sino el 9 de Julio de 1894. La Avenida de Mayo fue uno de los centros de los festejos del Centenario, en 1910.

La otra calle que recuerda a la Revolución es por supuesto 25 de Mayo. Esta nace en Rivadavia y termina en su intersección con la avenida Córdoba. Tuvo varios nombres: en la época colonial se llamó Del Santo Cristo, luego Calle del Fuerte, y después de las Invasiones Inglesas se le dio el nombre de Arze, en memoria de un militar de ese apellido que murió en combate. Con posterioridad a la Revolución se la denominó 25 de Mayo. En tiempos del gobierno de Rosas pasó a llamarse simplemente calle Mayo, hasta que más tarde recuperó la anterior denominación de 25 de Mayo, que conserva hasta la actualidad.

 

Foto de Arriba: Emeric Essex Vidal: El Cabildo visto desde la Recova (1817).