Las esculturas que ya no están (nota 6)
En esta serie de notas que venimos publicando en la Gaceta nos ocupamos especialmente de un aspecto del patrimonio urbano de Retiro, el de las esculturas en la vía pública. Una observación surgida de nuestro trabajo sobre la evolución urbanística del barrio nos lleva a considerar que hay actualmente menos esculturas en espacios públicos si comparamos con otras épocas. Pueden existir varias causas para esto, como serían las diversas reformas que se han hecho en calles y plazas a lo largo de los años, los cambios en los conceptos urbanísticos más actuales o las necesidades derivadas de esos cambios y de las nuevas tecnologías, que apuntan más a lo funcional y llevan a que ya no se consideren las obras de arte –al menos las esculturas clásicas- como parte inseparable del mobiliario de nuestras ciudades.
No hay que olvidar tampoco el hecho de la depredación, que ha aumentado en forma considerable, sobre todo en las dos últimas décadas. Las esculturas u otras piezas artísticas son dañadas o mutiladas, muchas veces por razones incomprensibles, otras para obtener algún beneficio material, sobre todo tratándose de partes de metal. Y hasta se han robado piezas íntegras, como explicamos en alguna nota anterior que ha pasado con la escultura El niño y la gallina, por ejemplo. Entonces, para preservar a algunas esculturas se las ha trasladado; o también se hizo por otras razones, como es el caso que exponemos a continuación.
La estatua de Canning
George Canning (1770-1827) fue un político y diplomático británico que tuvo una destacada actuación en momentos importantes de la vida europea. Entre otros cargos en su país fue Ministro de Asuntos Exteriores en la época de la Restauración de las monarquías, luego de la caída de Napoléon. En ese m omento nuestros países de Hispanoamérica estaban inmersos en sus procesos de independencia, y Canning, lejos de ser partidario de ayudar a España a recuperar estos territorios, apoyó los movimientos independentistas. Claro que lo hacía desde la idea de la conveniencia para Gran Bretaña de comerciar con los nuevos estados. Su accionar propició que en 1825 se firmara el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre las Provincias Unidas del Río de la Plata y Gran Bretaña, que fue el primer tratado entre la que iba a ser luego la República Argentina y un país europeo, lo que de hecho significaba el primer reconocimiento por parte de una potencia europea de loo que era un nuevo estado en Sudamérica.
Este hecho hizo que en algún momento se lo reconociera aquí, y se pensara en levantarle un monumento. En 1925 el senador por Santiago del Estero Pedro Llanos presenta el proyecto que en 1934 llega a ser ley. Se crea además una Comisión de Homenaje a Canning.
El monumento, obra del escultor argentino Alberto Lagos, se inauguró en diciembre de 1937 en la que por entonces se llamaba Plaza Britania –actual Plaza Fuerza Aérea Argentina- situada frente a la Estación Retiro, donde ya se encontraba también, desde varios años antes, la Torre de los Ingleses. La figura de Canning, realizada en bronce, se ubicaba sobre un basamento de granito que era a la vez fuente, ya que vertía agua hacia ambos costados. Portaba la leyenda “La Nación Argentina a George Canning”, y los escudos argentino y británico.
Digamos que la figura de Canning fue muy mal considerada por parte de la historiografía revisionista, que lo consideró un representante del imperialismo inglés que buscaba adueñarse del país. Y esta posición se manifestó con más fuerza a raíz de la guerra de Malvinas de1982 que enfrentó a la Argentina con Gran Bretaña. En la oportunidad hubo un atentado contra la Torre que le causó serios daños. Pero respecto al monumento, en 1984, es decir a dos años de que ocurriera la Guerra de Malvinas, un grupo de personas lo atacó destruyéndolo en buena parte. Y según algunos testimonios que hemos encontrado, no sólo lo rompieron sino que lo sacaron de su basamento. A raíz de eso, el Departamento de Monumentos y Obras de Arte (MOA), dependencia del Gobierno de la Ciudad que se ocupa de restaurar precisamente las esculturas y monumentos dañados, lo recuperó y restauró. Pero pasó prácticamente una década para que lo volvieran a emplazar. Esto fue en 1994, aunque su destino ya no estuvo en Retiro sino en el vecino barrio de Recoleta, más precisamente en la Plaza Mitre de Avenida del Libertador y Agote, donde se lo puede ver todavía en la actualidad. Se halla eso sí bastante deteriorado, sobre todo en su basamento, además de que –cuándo no- le han sustraído alguna de sus placas de bronce.
Josefina del Solar
Foto de arriba: La escultura de G. Canning cuando estaba en la que era Plaza Britania, en Retiro.