24 noviembre, 2024
Cultura

La vigencia del cine argentino en la celebración de su Día

El 23 de mayo se celebró el Día Nacional del Cine en homenaje a la primera película argumental de nuestro país, La Revolución de Mayo, dirigida y producida por el italiano Mario Gallo, autor también del guión. El filme se estrenó en el Teatro Ateneo de Buenos Aires, ubicado en la esquina de Corrientes y Maipú, el 23 de mayo de 1909, como adelanto de los festejos del Centenario de la Patria. Fue un hecho muy publicitado en la Argentina de entonces.

La Revolución de Mayo es un drama histórico –mudo, en blanco y negro- que relata los acontecimientos del 25 de Mayo de 1810 y los de los días precedentes. Gallo se centra en las revueltas administrativas, la primera reunión de los revolucionarios en casa del político y comerciante Nicolás Rodríguez Peña, la distribución de las cintas distintivas de la Revolución en la ciudad, realizada por Domingo French y Antonio Beruti, y la proclamación de un nuevo gobierno liderado por Cornelio Saavedra, presidente de la Primera Junta. La película –la primera rodada por actores profesionales- fue protagonizada por el actor uruguayo Eliseo Gutiérrez –como Vicente López y Planes-, César Fiaschi y el propio director. El largometraje está dividido en 15 cuadros de los cuales se conservan sólo 9, cada uno precedido por un cartel; culmina con la proclama “¡Viva la República!”.

En La Revolución de Mayo se puede apreciar que su lenguaje está emparentado con el del cine francés de su tiempo: la puesta es eminentemente teatral, los decorados pintados en telones (el Cabildo flamea al soplar el viento), la cámara toma el lugar de un espectador y la narrativa queda a cargo de las placas con leyendas, funcionando la imagen a la manera de la ilustración de un texto. El filme está rodado en un gran plano general fijo en el cual se va modificando el fondo de la escena, es decir, los telones manejados por asistentes. El guion es simple y lineal.

El director se toma algunas licencias, como la presencia en la película del General José de San Martín, una inexactitud ya que el prócer no participó en los hechos de Mayo. El largometraje presenta otra falla: en un momento en el extremo derecho del cuadro se ve a una persona que sostiene el telón.

El cine nacional, que nació en 1896, se ha dedicado a retratar de manera sistemática y con resultados dispares los momentos históricos de Argentina como Nación. Ya desde sus inicios el cine argentino estaba ávido de sucesos que tuvieran que ver con la historia de nuestros orígenes. La Revolución de Mayo así lo confirma. Eran obras realizadas en un país que debía forjar su identidad republicana y su ideario. Este tipo de películas contribuían a darles a los individuos un sentimiento de nación, identidad colectiva y destino nacional.

La cinematografía silenciosa argentina tuvo un importante desarrollo, con alrededor de doscientos filmes. Gallo se convertiría en un pionero de este cine nacional con sus películas de temáticas históricas. El cineasta nació en Barletta, Puglia, Italia, el 31 de julio de 1878 y falleció en la pobreza en Buenos Aires el 8 de mayo de 1945, a los 66 años. 

Este italiano pintoresco arribó a Buenos Aires en 1905, al igual que tantos otros inmigrantes procedentes de la península, como director de coros de una compañía de operetas. Con posterioridad se radicó en el país, ganándose la vida como pianista de café concert. Proveniente del ámbito teatral, se acercó al cine, casi por casualidad, cuando conoció a un compatriota, Atilio Lipizzi, antiguo electricista y proyeccionista para el gran transformista Leopoldo Fregoli, quien en los últimos años del siglo XIX había filmado cortometrajes sin sonido que incluía en sus espectáculos. Así, Gallo accedió a un cierto conocimiento de los secretos del nuevo arte y decidió dedicarse al mismo.

Antes de filmar La Revolución de Mayo, Gallo había dirigido los cortometrajes Plazas y paseos de Buenos Aires (1907), El fusilamiento de Dorrego (1908) y Camila O’Gorman (1909). Luego del citado largometraje, la productora Mario Gallo Films realizó Muerte civil, La creación del himno (corto), Himno Nacional Argentino (corto documental), Güemes y sus gauchos (todas de 1910), Tierra baja, La batalla de San Lorenzo, Batalla de Maipú (1912), Juan Moreira (1913), En un día de gloria (1918) y En buena ley (1919).

En la obra fílmica de Gallo se percibe la influencia de la corriente del Film d’Art, que desde 1908 intentaba en Francia la primera aproximación al cine como arte, para alejarlo del mero espectáculo de feria y de entretenimiento de menor rango para las masas populares.

La Revolución de Mayo fue filmada en formato de 35 mm, en 1955 se pasó a 16 mm y en 2009 fue restaurada por Cinecolor Argentina para reestrenarla en el 65° Congreso de la Federación Internacional de Archivos de Films (FIAF). La citada empresa reparó físicamente la copia para permitir su escaneado, que luego fue restaurado digitalmente. La copia obtenida no presenta los saltos esperables por las huellas del tiempo ni la falta de estabilidad debida a diversos factores: ser rodada a una velocidad inferior de cuadros por segundo y a manivela. En el año 2016, con motivo del Bicentenario de la Independencia, se realizó una segunda restauración a cargo de la empresa Gotika a pedido del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). Se efectuó una nueva corrección de color, estabilización, eliminación de rayas y manchas partiendo del negativo escaneado.

El cine local es uno de los más desarrollados de Latinoamérica y con los años fue perfeccionándose. De este modo, muchos largometrajes y cortometrajes fueron galardonados en diferentes festivales. Además, a lo largo del siglo XX la producción cinematográfica argentina, apoyada por el Estado y avalada por el trabajo de un conjunto de directores y artistas, se convirtió en una de las principales del mundo en idioma español.

El cine mudo se desarrolló hasta fines de los años ‘20, cuando la innovación técnica incorporó el sonido a la imagen. Comenzaba así una nueva etapa también en la Argentina, que se vio plasmada en Muñequitas porteñas (1931), de José A. Ferreyra, la primera película sonora local que inauguró la llamada Época de Oro del Cine Nacional.

En la década de 1950 se establecieron los estudios. La aparición del estudio cinematográfico Argentina Sono Film, de Ángel Mentasti, y la productora Lumiton, creada por Enrique Telémaco Susini, César José Guerrico y Luis Romero Carranza, fue decisiva para las producciones a gran escala. Luego llegaría la productora Aries, para afianzar lo picaresco a través de los grandes éxitos de comedia liderados por Alberto Olmedo y Jorge Porcel. Argentina llegó a tener una industria muy fuerte hasta que en la década de 1960 hubo un decaimiento en las producciones no sólo nacionales sino a nivel mundial. Luego comenzó a desarrollarse un cine de autor más abocado a películas con mayor variedad de temas. Las diversas dictaduras censuraban a cineastas y guionistas, provocando que bajara la producción.

En la década de 1980, con la llegada de la democracia, el cine recuperó el envión como industria. El contundente empuje estuvo en la frescura representada por el Nuevo Cine Argentino. A fines de la década de 1990 y principios del 2000, fueron furor las escuelas de cine y las universidades que pusieron una mirada joven, más versátil, acorde a la época. De esta manera, surgieron nuevos realizadores que fueron consagrados en diferentes festivales.

Desde los policiales, hasta los dramas y las comedias, el cine argentino ha sido un crisol de géneros dentro de los cuales fue encontrando su propia impronta. El recurso del costumbrismo para contar cualquier historia hizo de esta expresión una forma de comunicar y generar empatía desde lo social y algunas veces desde la denuncia explícita, con el condimento del humor, tan característico en nuestra cultura.

El cine argentino tiene un prestigio que no nace del azar sino que se mantiene gracias al apoyo de las escuelas y las universidades que lo promueven así como al INCAA. La institución –fundada en 1958- funciona como órgano público del ámbito del Ministerio de Cultura de la Nación, teniendo a su cargo el fomento y la regulación de la actividad cinematográfica nacional en todo el territorio de Argentina y en el exterior, de acuerdo a las disposiciones de la Ley de Cine. Entre sus acciones más destacadas se encuentran el otorgamiento de subsidios​ –a través del Fondo de Fomento Cinematográfico- y la organización de concursos de proyectos, como por ejemplo Historias Breves, Ópera Prima, Raymundo Gleyzer y Desarrollo de Guiones.

Laura Brosio

FOTO: La Revolución de Mayo, de Mario Gallo (fotograma).