Entronizan una imagen del Niño Jesús de Praga
Una imagen del Niño Jesús de Praga, que ha sido traída especialmente desde aquella ciudad capital de la República Checa, será entronizada en la Basílica del Socorro. Ocupará el lugar que tenía una imagen similar, que fue sustraída el año pasado de dicha iglesia.
Para la ceremonia, que será presidida por Monseñor José María Baliña, se celebrará una misa. Estarán presentes el Presidente del Parlamento Checo, el embajador y el cónsul de dicho país en la Argentina, entre otros invitados.
Esto será el viernes 19 de agosto a las 19 hs. en el Socorro, Juncal y Suipacha. Con anterioridad a la ceremonia de entronización, el miércoles 17 de agosto a las 19.30 en la misma parroquia, habrá una charla sobre la historia de la devoción a esta imagen, a cargo del padre Eduardo Dal Santo.
La imagen, su historia
El Niño Jesús de Praga es una imagen que se encuentra en la Iglesia de Santa María de la Victoria de la ciudad de Praga (capital de la República Checa). Su devoción tiene ya varios siglos y se ha difundido a todo el mundo, pero tuvo su origen en España, y pasó por muchas alternativas vinculadas a circunstancias de la historia europea.
Por el siglo XVI según se cree, en Sevilla un monje carmelita la esculpió en cera, por inspiración divina. Después de la muerte de este monje, el convento fue destruido pero la imagen se preservó y pasó a manos de la familia Manrique de Lara. Una integrante de esta familia se casó con el Canciller de Bohemia y llevó la imagen a Praga.
En 1620 el Emperador Fernando II, para manifestar su gratitud a Dios por la victoria alcanzada en una batalla, funda en Praga un convento de Padres Carmelitas. A ese convento –que es actualmente la Iglesia de la Virgen de la Victoria- le fue regalada la imagen en 1628 por la princesa Polixena Lobkowitz que la había recibido como regalo de bodas de su madre, Doña María Manrique de Lara. Durante el siglo XVII, período de las guerras de religión, sufrió diversos avatares, incluso en el trascurso de los saqueos de Praga por tropas sajonas y durante la invasión sueca la imagen fue dañada intencionalmente y perdió los brazos, que fueron reemplazados bastante tiempo después. En 1655 un noble de Bohemia regaló una corona que le fue colocada.
El culto al Niño de Praga sobrevivió desde entonces a distintos avatares políticos, y la imagen continuó en su lugar hasta la actualidad, incluso más allá de alguna prohibición durante los años del régimen comunista. Y más aún, se expandió a muchos lugares del mundo.
El Niño de Praga tiene en su mano izquierda una esfera que simboliza al mundo, y bendice con la mano derecha.