El Regimiento de Granaderos nació en Retiro
Por Josefina del Solar
En 1808, a menos de un año de haber concluido las Invasiones Inglesas a Buenos Aires, Napoleón Bonaparte se adueña del poder en España designando a su hermano José para ocupar el trono en reemplazo del rey Fernando VII, hecho que dará pie para el comienzo de los movimientos independentistas en las colonias españolas en América. Ante esa circunstancia, José de San Martín, nacido en el actual territorio argentino pero educado en España -donde había realizado hasta entonces una brillante carrera militar y combatido precisamente contra las fuerzas de Napoleón- decide regresar a su tierra natal con la intención de ponerse al servicio de la causa de la independencia americana.
El 9 de marzo de 1812, con 34 años recién cumplidos, San Martín desembarca en Buenos Aires junto a otros oficiales, americanos como él pero formados militarmente en Europa. Inmediatamente se presenta ante las autoridades locales, las que dados sus antecedentes y su invalorable experiencia, no solamente le reconocen su grado de teniente coronel, sino que le encomiendan la formación y el mando de un cuerpo de caballería, tarea que adquiría una particular importancia tomando en cuenta los acontecimientos que se vivían en este territorio que se llamaba por entonces Provincias Unidas del Río de la Plata, que estaba iniciando la búsqueda de una estructura política propia, y que debía consolidar su proceso de independencia. Por varias razones urgía entonces la necesidad de organizar convenientemente las fuerzas militares locales, entre otras porque el desarrollo de los hechos en Europa hacía temer que se restaurara la monarquía española y se intentara consecuentemente la recuperación del control en los territorios coloniales.
San Martín se pone a trabajar intensamente en la tarea que se le encomienda, comenzando por la rigurosa selección de los hombres que iban a integrar el cuerpo militar, inicialmente denominado Escuadrón de Granaderos a Caballo. Este se crea el 16 de marzo de ese año 1812. En un primer momento se le concede para su uso el Cuartel de la Ranchería, situado en las actuales calles Perú y Alsina, pero pronto San Martín consideró que el lugar no era apto para el tipo de instrucción que debía impartirse a un cuerpo de caballería, solicitando que se le concediera el uso de los Cuarteles del Retiro, seguramente por ser más amplios –tenían capacidad para unos 650 hombres- y por estar más alejados del lugar en que se encontraba el grueso de la población de la ciudad.
Estos cuarteles habían sido construidos a fines del siglo dieciocho en la prolongación de la actual calle Arenales entre Maipú y Florida. Allí habían alojado sucesivamente al Regimiento de Dragones del Río de la Plata y al de Húsares, mientras que a la fecha en la que San Martín los solicita acababan de ser desocupados por el Regimiento de Dragones de la Patria. El 4 de mayo de 1812 el Gobernador de Buenos Aires y Comandante de Armas Don Miguel de Azcuénaga comunica la disponibilidad de los cuarteles, por lo que días después San Martín los inspecciona, elevando posteriormente un informe al comandante en el que consigna las reparaciones y acondicionamientos que a su juicio debían efectuarse. Azcuénaga comisiona entonces al Maestro Mayor Agustín Conde para que realice las evaluaciones técnicas y presupuestarias del caso, aprobándose días después un presupuesto de algo más de 200 pesos para las reparaciones, y una suma equivalente para cubrir el traslado y algunas necesidades de equipamiento.
No se sabe con exactitud dónde vivió San Martín durante ese período hasta que se casó con Remedios de Escalada a fines de 1812; aunque de acuerdo a sus hábitos de militar, acostumbrado a la vida de campaña, es probable que se alojara en el Cuartel del Retiro. Se sabe en cambio que él mismo, en forma clara y sencilla, proporcionaba la instrucción militar a los hombres que dos veces por día se formaban al efecto en la plaza del Cuartel. Se ocupaba además personalmente, como lo demuestran documentos de su puño y letra, de requerir los elementos necesarios para la vida cotidiana de los saldados y para su armamento. Y lo que era muy importante, de tomar medidas para la provisión de los caballos que se necesitaran, los que eran seleccionados muy rigurosamente. Los datos que hay al respecto indican que a cada hombre se le asignaba un caballo que era numerado y al cual debía cuidar con los útiles que se le proporcionaban para tal fin; y que había herradores y veterinarios para atender a los animales. Oportunamente se hicieron suscripciones para la compra de caballos, lo que suponemos debió ser un gasto significativo para las condiciones de la época. La austeridad, sin embargo, junto con la disciplina, condiciones que San Martín siempre cultivó, fueron los rasgos dominantes en esos Cuarteles del Retiro, muy necesarias por otra parte para enfrentar las duras jornadas que estos hombres tenían por delante.
Obviamente no existen fotos del Cuartel tal como era cuando San Martín formó allí su Regimiento. Pero tenemos una muy antigua foto tomada algunos años después, que compartimos en esta página. Muestra al Cuartel, ya con el agregado de unos característicos arcos, y alguna construcción primitiva que seguramente quedaba todavía de la anterior. Puede verse también cómo era la Plaza San Martín, y el primitivo monumento al Libertador.
Foto de Arriba: Monumento homenaje al Regimiento de Granaderos a Caballo, en la Plaza San Martín. (Foto Archivo La Gaceta del Retiro).