El modelo energético necesita un cambio
Día Mundial de la Energía.
Históricamente, la energía ha sido un componente esencial para el desarrollo humano. El comercio, la industria, el transporte, la construcción, incluso la vida cotidiana, dependen de una fuente energética como condición sine qua non para su funcionamiento. Por esta razón, la energía constituye el principal motor de las grandes urbes y la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin embargo, tras miles de años de explotación y desarrollo de conocimiento en materia energética, el actual sistema se ve enfrentado a factores que obligan a repensar el modelo energético vigente.
En este contexto, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instituyó, en 1949, el 14 de febrero como Día Mundial de la Energía con el objetivo de promover el uso racional de fuentes limpias y renovables, y disminuir el uso de las energías no renovables. Se procura que la sociedad tome conciencia de la importancia de garantizar el acceso universal a la energía. Este día mundial actúa también como recordatorio de que apostar por el uso sostenible de la energía es la única forma de crear un futuro para todos. La evolución hacia un modelo energético eficiente es esencial para mantener nuestro modo de vida actual.
Se calcula que aproximadamente el 80% de la energía se produce a partir de combustibles fósiles, y un 36% de ésta proviene del petróleo. Sólo un 2% procede de energías renovables. Hasta el momento la generación de energía por fuentes no renovables (petróleo, carbón y gas) ha provocado grandes impactos negativos al medio ambiente. Se considera que es la causa de los principales problemas ambientales que aquejan al planeta. La utilización de fuentes energéticas no renovables y las técnicas empleadas para su extracción, según la ONU, son responsables en un 60% de la emisión de gases de efecto invernadero que agudizan el cambio climático.
En Argentina más del 80% de la matriz energética primaria la componen los hidrocarburos, es decir, el gas y el petróleo, que requieren de millones de años para volver a generarse y, como se dijo, dañan el medio ambiente. Por eso, lo ideal es reemplazarlos por fuentes energéticas renovables, es decir, energía solar, eólica, hidráulica, geotérmica –aquella que se obtiene mediante el aprovechamiento del calor interno de la Tierra-, biodiesel, biomasa -materia orgánica, de origen vegetal o animal, que puede ser utilizada como fuente de energía- pilas de combustible, litio y producción, purificación y almacenamiento de hidrógeno. En la actualidad, científicos del CONICET distribuidos en distintos puntos del país están abocados a investigar sobre las energías renovables.
Según uno de los últimos informes anuales del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), más de un tercio de la población mundial no tiene acceso a las formas avanzadas de energía. Se estima que 1.100 millones de personas en todo el mundo no acceden a la energía básica, particularmente en el África subsahariana. Los 30 países más desarrollados del planeta, que representan un 15% de la población total, consumen más del 60% de estas formas modernas de energía. Conseguir el acceso universal a la energía y llevarlo a cabo de forma sostenible es muy importante para el desarrollo de nuestra sociedad. De esta forma, la transición hacia este nuevo modelo energético debe convertirse en una prioridad para empresas y organismos políticos. El camino hacia la sostenibilidad no sólo supondrá una mejora de la calidad de vida sino que además se traducirá en una serie de beneficios económicos a nivel mundial.
En 2015 tuvo lugar el Acuerdo de París, un tratado internacional sobre el cambio climático por el cual los países desarrollados y en desarrollo se comprometían a limitar el calentamiento global. La implementación del acuerdo, que sigue vigente en la actualidad, implica la reducción de energías fósiles por energías renovables. El objetivo es el de revertir la tradicional tendencia productiva de energía contaminante.
Asimismo, en 2015 la ONU aprobó 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) –contenidas en la Agenda 2030-, que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate contra el cambio climático, entre otros. El objetivo N° 7 es Energía Asequible y No Contaminante. En este sentido, con el fin de “Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”, plantea una serie de metas, de aquí a 2030, con las que contribuye directamente al desarrollo de las comunidades más desfavorecidas de una forma respetuosa con el medio ambiente:
– Garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos.
– Aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas.
– Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética.
– Aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y la tecnología relativas a la energía limpia y promover la inversión en infraestructuras energéticas y tecnologías limpias.
– Ampliar la infraestructura y mejorar la tecnología para prestar servicios energéticos modernos y sostenibles para todos en los países en desarrollo.
En 2009 la Unión Europea se propuso como objetivo que para 2020 un 20% de la energía usada fuera renovable. Posteriormente, en 2018, los líderes de la Unión acordaron incrementar este objetivo hasta alcanzar el 32 % para 2030.
Otra de las herramientas para luchar contra el cambio climático y que lanzó la Comisión Europea en 2019 es el conocido como “Pacto Verde Europeo”. Este acuerdo tiene por fin convertir a Europa en el primer continente de cero emisiones de carbono para 2050. Entre las claves del plan de acción del pacto se destaca la movilidad sostenible y la electrificación masiva del sector del automóvil. Para la Unión Europea que el transporte sea sostenible es uno de los métodos principales para reducir en un 90% las emisiones que proceden del transporte por ruta.
En cuanto a Argentina, en 2015 se sancionó la Ley Nº 27.191 para el fomento de fuentes renovables en la producción de energía eléctrica. La ley incluyó como meta, para fines de 2018, que el 8% de la producción eléctrica argentina derivara de fuentes renovables. Dichos objetivos no se cumplieron. Para diciembre de 2018 sólo el 4% de la generación eléctrica provino de fuentes renovables. La norma establece como objetivo que para el año 2025 la matriz de generación eléctrica se componga en un 20% de fuentes de energía renovables.
Desde la Ciudad de Buenos Aires se generan acciones tales como la incorporación de camiones a gas para la recolección de residuos que reducen un 20% la emisión de dióxido de carbono; la instalación de columnas de alumbrado sustentables hechas con material proveniente de botellas PET (plástico totalmente reciclable) y fibra de vidrio que se pueden reutilizar; la inclusión de paneles solares que inyectan energía limpia a la red eléctrica, y el recambio de luces de sodio a luces LED para disminuir el consumo de energía y contrarrestar el impacto ambiental, haciendo de Buenos Aires la primera capital latinoamericana 100% LED.
Algunos consejos a tener en cuenta para cuidar el uso de la energía:
– Aprovechar la energía solar: es una de las formas más eficientes para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
– Utilizar lámparas LED, lo que permite ahorrar hasta un 90% de energía.
– Cambiar el auto o la moto por la bicicleta. Así se evita el uso de energías fósiles no renovables y la emisión de dióxido de carbono.
– Poner el aire acondicionado en 24°. De esta manera, se puede ahorrar hasta un 8% de consumo energético.
– Elegir aparatos clase A o A+, que ahorran el 58% de energía.
A propósito de la celebración del Día Mundial de la Energía, es fundamental abordar en las escuelas, desde una educación en valores y acciones, la reflexión sobre la eficiencia energética y las energías renovables, impulsando el uso responsable de la energía y la transición hacia un sistema energético sostenible que permita el desarrollo presente sin poner en riesgo el de las futuras generaciones.
Laura Brosio
FOTO: Lo ideal es reemplazar los hidrocarburos por fuentes energéticas renovables y limpias, como la energía solar.