18 octubre, 2024
Historia

El lanzamiento del primer satélite artificial, un gran avance científico-tecnológico

Se cumplen 67 años de un avance científico-tecnológico inconmensurable para la
humanidad toda: el lanzamiento al espacio exterior, por parte de la entonces Unión
Soviética (URSS), del primer satélite artificial de la historia, el Sputnik 1, hecho que tuvo
lugar el 4 de octubre de 1957. Este hito ocurrió en el contexto de la Guerra Fría que
libraban las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, en el campo político,
económico, ideológico y militar. De esta manera, se iniciaba la famosa y frenética Carrera
Espacial entre ambos países, lo cual impulsó una mayor inversión en ciencia e
investigación. El encargado de fabricar el mítico dispositivo fue el científico e ingeniero de
cohetes y naves espaciales Serguéi Koroliov, quien pasaría a la historia como el “padre del
programa espacial soviético”.
El Sputnik se planeó como una contribución al Año Geofísico Internacional (1957-1958),
establecido por la Organización de las Naciones Unidas, que aunó los esfuerzos de más de
30.000 científicos de 66 países en la exploración de los alrededores cósmicos de la Tierra.
En 1955 tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética habían declarado sus primeras
intenciones de enviar satélites artificiales al espacio.
En aquella época, la puesta en marcha del Sputnik supuso un paso gigante para el motor
propagandístico soviético y, al mismo tiempo, permitió ampliar las fronteras del
conocimiento científico hacia afuera de los confines terrestres. Este acontecimiento fue el
comienzo de una nueva era de avances políticos, militares, tecnológicos y científicos. Esta
exploración de los cuerpos celestes, junto con la investigación del espacio cercano a la
Tierra, impulsó el uso práctico de la tecnología desarrollada en el espacio para mejorar
nuestra vida cotidiana.
El Sputnik 1, que en ruso significa “compañero de viaje” o “satélite”, fue enviado al
espacio desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán). Era una esfera de aluminio de 58
centímetros de diámetro que pesaba 84 kilos. Contaba con cuatro antenas de entre 2,4 y 2,9
metros de largo y dos transmisores de radio, con los cuales emitió una señal en longitud de
onda de 15 y 7,5 metros. Su interior, presurizado con nitrógeno, poseía instrumentos para
obtener información de las capas altas de la atmósfera y el campo electromagnético de
nuestro planeta. Dio vueltas a la Tierra cada 96 minutos; su máximo punto de alcance se
situó a 940 kilómetros de distancia de la superficie terrestre y su perigeo a 214 kilómetros.
Se trasladaba a una velocidad de 29.000 kilómetros por hora.
El astrofísico francés Roger-Maurice Bonnet evoca que el lanzamiento del Sputnik "fue un
acontecimiento muy importante, fue el inicio de la conquista del espacio por parte de los
soviéticos, algo que nadie esperaba. Se esperaba que fueran los estadounidenses, que
acabarían llegando más tarde. Hubo pánico en las capitales occidentales cuando se dieron
cuenta de lo que eran capaces de hacer los rusos, los soviéticos".
El director general de Roscosmos (Agencia Espacial Estatal Rusa), Igor Komarov, recordó
la relevancia del hecho: "Fue muy emocionante y muy importante para todos los soviéticos,
ya que fue un gran avance. Fue la prueba del progreso tecnológico y del éxito de los
programas que estaban encabezados por Serguéi Koroliov y otros científicos. En total,
consiguieron crear una industria espacial que es líder mundial en muchos campos".
El satélite permaneció tres semanas en el espacio antes de que se agotaran sus baterías,
completó 1400 revoluciones alrededor de la Tierra –acumulando una distancia de viaje de
70 millones de kilómetros- hasta que se desintegró en la atmósfera el 4 de enero de 1958.
En tanto, como respuesta al de la Unión Soviética, el 31 de enero de 1958 Estados Unidos
lanzó el Explorer 1, su primer satélite artificial, que dio señal durante casi cuatro meses.
El programa soviético de satélites Sputnik continuó tras el lanzamiento del primer artefacto.
En total, tres satélites Sputnik lograron entrar en la órbita terrestre. En 1959 el Sputnik 2
fue el primero en llevar un animal a bordo, una perra callejera llamada Laika, que falleció
entre cinco y siete horas después del lanzamiento por estrés y sobrecalentamiento, al fallar
el sistema de refrigeración. El objetivo del experimento era probar la resistencia de un
organismo vivo frente a las condiciones del cosmos. En cambio, el Sputnik 3 fracasó en su
misión de medir la radiación de los cinturones de Van Allen, una acumulación de partículas
altamente radiactivas situada en la magnetosfera terrestre.
Estados Unidos y la Unión Soviética ya estaban inmersos en una carrera por la superioridad
técnica y militar antes del lanzamiento del Sputnik. Sin embargo, los avances soviéticos
alertaron a Washington, pues la URSS también probó su primer misil balístico
intercontinental en 1957. Que la URSS pudiera no sólo llegar al espacio sino atacarlos
desde su territorio con armas nucleares, provocó el llamado efecto Sputnik: Estados Unidos
sintió que quedaba rezagado, por lo que su entonces presidente, Dwight Eisenhower,
aceleró los programas espaciales y armamentísticos del país.
Al año siguiente los estadounidenses crearon la NASA, su agencia espacial, y enviaron su
primer satélite al espacio, el Explorer. El efecto Sputnik desencadenó la carrera espacial,
provocó tensiones y acentuó la sensación de amenaza perpetua, llevando a ambas potencias
a armarse cada vez más. De hecho, el R7, el cohete que puso al Sputnik en órbita, era fruto
de los experimentos para crear misiles balísticos por parte de la URSS.
En tanto, el 17 de mayo de 1958 la NASA puso en órbita el Vanguard 1, el primer satélite
alimentado por energía solar, que significó una victoria importante para Estados Unidos en
la Carrera Espacial. El primer ministro de la Unión Soviética en aquel momento, Nikita
Jrushchov, lo despreció refiriéndose a él como “un pomelo”. Sin embargo, como
señalamos, los satélites Sputnik –considerablemente mayores– se salieron de su órbita y se
calcinaron en su regreso a la Tierra en 1958, mientras que el Vanguard 1 todavía sigue en el
espacio. Al día de hoy sigue siendo el satélite artificial más antiguo presente en el espacio y
se calcula que continuará en órbita alrededor de 240 años más.
El 18 de diciembre de 1958, la NASA se apuntaba su primer tanto real durante la Carrera
Espacial al poner en órbita el primer satélite de telecomunicaciones: el SCORE, que fue
lanzado sobre el misil del tipo Atlas B. Por otro lado, el 14 de septiembre de 1959 el Luna 2
de la URSS se convertía en el primer objeto terrestre en impactar en la Luna.
Pese a todo, la competencia entre Estados Unidos y la URSS propició otros hitos en la
historia espacial. Los soviéticos fueron los primeros en enviar un hombre al espacio, Yuri
Gagarin, en 1961, y a una mujer, Valentina Tereshkova, en 1963, en el marco del programa
Vostok, ideado a principios de la década del 60. La posterior llegada del primer hombre a la
Luna en 1969, el estadounidense Neil Armstrong, demostró la capacidad de Estados Unidos
de igualar o superar el potencial tecnológico de la Unión Soviética, como al final lo
conseguiría.
La Carrera Espacial, que concluyó en 1975 con el acople de la nave Apolo-Soyuz, se
extendió durante más de dos décadas en las que se sucedieron algunos de los logros
tecnológicos más importantes jamás alcanzados por ambas potencias. Hoy en día, la
competencia ha sido reemplazada por la cooperación de la Roscosmos con la ESA
(Agencia Espacial Europea) y la NASA.
Volviendo al Sputnik 1, una maqueta de la nave a tamaño real decora hoy en día el
vestíbulo de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. En tanto, una réplica se
encuentra en el Museo Nacional del Aire y el Espacio (Washington D. C., Estados Unidos).
El legado del Sputnik continúa: el cosmódromo de Baikonur desde el que fue lanzado
todavía sirve a los astronautas que parten hacia la Estación Espacial Internacional.

Laura Brosio

FOTO: El Sputnik fue enviado al espacio en 1957.