Cupido, Un Dios que sigue resonando
Arte para pensar Por Marcela Davidson
Cupido es Eros para los griegos. Portador desde la antigüedad grecorromana, es el símbolo del amor. Además de un dios fue un niño creado para comprender el comportamiento humano en el amor a primera vista. Por lo tanto aún hoy su referente mítico mantiene su resonancia.
Cupido, personaje de la mitología grecorromana, está latente en el imaginario actual. Cupido es una figura central de la mitología por su importancia en la intervención pulsional del amor. El mito sobre Cupido tiene su participación en el imaginario de los artistas visuales a partir del Renacimiento. Durante casi diez siglos, se prohibió la cultura grecorromana. Toda manifestación politeísta había sido condenada al infierno. Los griegos también habían creado un ultramundo para los condenados, el tártaro diez siglos después, el hombre renacentista liberó a los extravagantes personajes mitológicos. A partir del siglo XV los capiteles griegos, columnas y esculturas idealistas de anatomía proporcionada, fueron desenterrados del silencio infernal. Renacía Cupido para los romanos y Eros para los griegos.
El pequeño niño alado Cupido renacía para marcar el aspecto lúdico, involuntario, improvisado e irracional en el imaginario humano. El Dios del Amor, resplandeciente en esculturas y más tarde en pintura, sería el modelo de artistas en la historiografía del arte. Cada movimiento y escuela cómo el Barroco, Rococó, Academicismo, e incluso el arte contemporáneo en el siglo XXI, tienen al niño portando su arco y flecha. Flechas inusuales por haber sido un obsequio de su madre.
“El flechazo” es el término popular que se refiere al enamoramiento a primera vista. El origen de Cupido había sido el resultado de un flechazo entre dos dioses Afrodita y Ares.
Cupido/Eros fue uno de los hijos (en el encuadre mitológico) de un acto de infidelidad por parte de su madre. Tal vez por eso tuvo Afrodita que proteger la supervivencia de su hijo. El Dios del Olimpo Zeus, anticipó que este hijo sería una amenaza para el Universo. Por eso Cupido fue criado en secreto y escondido entre fieras. Tal vez por eso su esencia era irracional. Afrodita estaba casada con el Dios de la Forja, Hefesto. El Dios de la guerra Ares o Marte para los romanos y la Diosa Venus/Afrodita eran los padres de dioses alados, los erotes.
Cupido/ Eros acompañaría a su madre Afrodita en las distintas escenas míticas. Afrodita le había obsequiado el arma clave para doblegar la voluntad de mortales, ninfas, dioses: arco y flecha. Las flechas con punta de oro, provocaban el enamoramiento instantáneo y las de punta de plomo, el rechazo. Otro de los erotes simbolizaba al deseo erótico y el Amor no correspondido: Hímero.
Anteros, también erote y hermano de Cupido, personificaba al dios del amor correspondido y vengador del amor no correspondido.
Hay una obra del artista barroco Camillo Procaccini, en la que los hermanos Cupido y Anteros están peleando. Anteros castigaba a quien no correspondía al amor del otro. Su condición del proteger el amor mutuo lo llevará a oponerse a la esencia de Cupido. Cupido provocaba el anhelo unilateral, la idealización. Su flecha alcanzaba a una de las partes y el sujeto amoroso estaba excluido de un mutuo reconocimiento. Por lo tanto el enamorado sufría el rechazo de quien se reducía a un mero objeto del deseo.
Así es cómo la figura de Cupido fue dejando corazones heridos. Corazones orientados al amor imposible de una idealización.
Cupido fue creado para alertarnos de que el Amor en su condición de plenitud, amerita la sincronización entre los que se aman. La idealización unilateral es tan presente hoy como lo fue en la Antigüedad griega. Corazones rotos existen desde siempre. Conocer este mito, tal vez nos permite frenar la imaginación y evaluar la fenomenología del flechazo.
Foto de Arriba: Etienne-Maurice Falconet: Cupido amenazante.