1 abril, 2025
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Cecilia Grierson: Primera médica argentina y pionera del feminismo

El 22 de noviembre se cumplen 165 años del nacimiento de la primera médica argentina y
una activa luchadora por los derechos de la mujer, la Dra. Cecilia Grierson. Una persona
íntegra, filántropa, siempre preocupada por aliviar las penosas condiciones de los más
vulnerables.
Grierson nació en Buenos Aires en 1859, descendiente de una familia de inmigrantes. Su
madre, Jane Duffy, era de origen irlandés mientras que su padre, John Parish Robertson
Grierson, era de origen escocés. Era la mayor de seis hermanos, quienes crecieron en un
ambiente de ideas liberales, en una casa con una abundante biblioteca.
La primera médica argentina pasó sus primeros años en Uruguay y luego la familia se
estableció en Entre Ríos, donde el padre era hacendado. A los seis años concurrió en
Buenos Aires a un colegio inglés en el cual terminó su educación primaria. Posteriormente
empezó un duro período para la familia Grierson. La guerra de López Jordán en 1870
afectó los negocios paternos, y dos años después su padre falleció cuando ella contaba con
apenas doce años. Para subsistir, su madre abrió en lo que quedaba del campo familiar una
escuela rural, donde Grierson, con catorce años, ejercía como maestra a pesar de que aún no
tenía título habilitante.
Una vez estabilizada la economía de su casa, se trasladó a Buenos Aires, donde se recibió
de maestra normal en 1878. Mientras estudiaba, se mantuvo trabajando como institutriz. Su
primer empleo fue el de maestra de la escuela mixta del barrio de San Cristóbal, otorgado
por el Director de Escuelas Domingo Faustino Sarmiento.
En ese tiempo, Grierson sentía una profunda vocación por la docencia. Sin embargo, un
suceso desdichado le hizo dar un giro en su vida. Su mejor amiga, Amelia Kening, sufría
una grave enfermedad respiratoria; el golpe fue tan grande que por ello Grierson decidió
estudiar Medicina. Lamentablemente su amiga posteriormente falleció. Su idea de volcarse
a esta profesión exclusivamente masculina era por demás audaz para la época, ya que en
ese momento las mujeres eran consideradas inferiores desde el punto de vista emocional e
intelectual.
En realidad, salvo el prejuicio no había ninguna norma que impidiera a las mujeres ingresar
a los estudios superiores, pero sí había un obstáculo administrativo. Para ingresar a la
Facultad había que tener aprobado latín, materia que se dictaba sólo en el Colegio Nacional
de Buenos Aires, una institución que por entonces era sólo de varones. Luego de una larga
polémica, finalmente Cecilia Grierson fue admitida en la Universidad de Buenos Aires en
1883.
Durante seis años Grierson cursó los estudios médicos desempeñándose asimismo como
ayudante de Histología. Las prácticas obligatorias de la carrera las realizó en el Hospital
Escuela (llamado más adelante Hospital de Clínicas), donde tuvo como profesor a Juan B.
Justo, y en 1888 tomó el cargo de practicante menor en el Hospital de Mujeres (hoy
Hospital Rivadavia). En 1886 actuó como practicante en la Casa de Aislamiento (actual
Hospital Muñiz) durante la gran epidemia de cólera que afectó a nuestro país. En ese
mismo año, en el seno del Círculo Médico Argentino, creó la Escuela de Enfermeras,
primera en América Latina, a la que dotó de un plan de estudios formal.
Finalmente, el 2 de julio de 1889 Cecilia Grierson se graduó en la Facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad de Buenos Aires como la primera médica argentina a sus 30
años. Su tesis de doctorado se tituló “Hístero-ovariectomías ejecutadas en el Hospital de
Mujeres entre 1883 y 1889”. Al presentar su tesis Grierson hizo explícito el lema que hacía
tiempo guiaba su vida, “res non verba” (hechos, no palabras). Sus acciones confirmarían su
vocación transformadora de aquella realidad en la que vivió, aunque no siempre pudo
vencer los prejuicios de la época.
Con posterioridad, se adscribió al hospital San Roque (hoy Ramos Mejía) donde no pudo
ejercer como cirujana simplemente por su condición de mujer. Se orientó entonces a la
obstetricia y la ginecología. En 1891 fue miembro fundador de la Asociación Médica
Argentina en la que al año siguiente creó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios más
tarde fusionada con la Cruz Roja Argentina.
Otras de sus creaciones fueron la Asociación Nacional Obstétrica de Parteras, el Liceo de
Señoritas y la Escuela Técnica del Hogar, donde se dictaban cursos de economía doméstica
y puericultura. Fue vocal de la Comisión de Sordomudos, secretaria del Patronato de la
Infancia, inspectora del Asilo Nocturno. En tanto, en París asistió a cursos de
perfeccionamiento en ginecología y obstetricia.
En 1892 colaboró con la realización de la primera cesárea que tuvo lugar en la Argentina y
dos años después, en 1894, se presentó en el concurso para cubrir el cargo de profesor
sustituto de la Cátedra de Obstetricia para Parteras. El concurso fue declarado desierto
porque en aquellos tiempos las mujeres todavía no podían aspirar a la docencia
universitaria. Pese a este amargo rechazo, Grierson no cejó en su deseo docente. En 1904 y
en 1905 dictó en la Facultad dos cursos de Gimnasia Médica y Kinesiterapia. Además, fue
docente adscripta de la Cátedra de Física Médica y Obstetricia, y miembro del Consejo
Nacional de Educación de 1892 a 1899. También fue pionera en la temática referida a los
ciegos.
Su obra Masaje Práctico de 1897 la coloca junto con el Dr. Ernesto Aberg como los
precursores de la kinesiología argentina. Otras de sus obras son: Educación de la Mujer,
Primeros Auxilios en Caso de Accidentes e Indisposiciones Repentinas, La Educación del
Ciego, Guía de la Enfermera y Cuidado de Enfermos.
En 1899, Grierson participó como vicepresidenta del Congreso Internacional de Mujeres
que se realizó en Londres, lo que le permitió, un año después, fundar en nuestro país el
Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina, al que renunció en 1910 por sentir
que se había convertido en una institución para el prestigio de sus integrantes y no para los
fines fundacionales.
Junto a la Asociación de Mujeres Universitarias, del cual fue cofundadora, impulsó el
Primer Congreso Feminista Internacional de Argentina, en el cual se discutió la educación,
la legislación del trabajo femenino y el sufragio universal. Gracias a sus gestiones logró
algunas mejoras del estatus femenino: de incapaces legales, como se consideraba a las
mujeres, Grierson y otras feministas consiguieron que fueran capaces de manejar su propio
dinero y otros avances similares, pero aún el derecho al voto les fue negado.
Su lucidez, vocación de servicio y contacto con la realidad de su tiempo la llevaron a
concretar iniciativas de carácter práctico, como el uso del uniforme obligatorio para
enfermeras, la utilización de la sirena en las ambulancias, el reparto de juguetes a niños
hospitalizados y la decoración de salas pediátricas.
En 1913 Grierson renunció a la dirección de la Escuela de Enfermería al cumplir 25 años de
médica, y en 1914, cansada y enferma, dejó su actividad docente y asistencial para jubilarse
con una magra pensión.
En 1924 su interés se volcó al estudio de las aves argentinas haciéndose miembro de la
Sociedad Ornitológica del Plata. Posteriormente, se le declaró un cáncer de útero, por lo
cual en 1927 se trasladó a Los Cocos, en la provincia de Córdoba, donde pasó sus últimos
años de vida. En esa localidad donó la Escuela Nacional N°89 que lleva su nombre.
Falleció en Buenos Aires, en el barrio de Belgrano, en una casa de la calle Conesa 2147, el
10 de abril de 1934, a los 74 años.
Numerosos establecimientos educativos a lo largo de todo el país fueron bautizados con su
nombre. En la Ciudad de Buenos Aires una calle de Puerto Madero la homenajea así como
una plaza en San Telmo.
Por otro lado, debe mencionarse la existencia de la Fundación Dra. Cecilia Grierson, una
organización sin fines de lucro dedicada a la educación y la investigación clínica en
América Latina. Fue creada en 2005 por la científica Anne Blanchard, su actual Directora
Ejecutiva, sobrina bisnieta de la primera médica argentina.

Laura Brosio

FOTO: Dra. Cecilia Grierson