Buenos Aires vista por pintores y grabadores del siglo XIX. Nota 1: Monvoisin
Por Josefina del Solar
De un tiempo a esta parte se ha dado un creciente interés por las imágenes históricas de la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo a partir de antiguas fotografías. Nos asombra y descubrimos permanentemente edificios, lugares y espacios que en muchos casos ya no están o que han evolucionado sensiblemente, en una urbe en constante transformación. Pero debemos recordar que en épocas anteriores a la aparición de la fotografía hubo también quienes retrataron a esta Ciudad en pintura o en grabados, es decir en imágenes que más allá de su valor artístico tienen un gran valor documental.
En esta sección de La Gaceta vamos a conocer algo de quienes dejaron esos testimonios invalorables, con datos sobre su vida y las principales obras que tocan a nuestro tema. La mayoría de los pintores o grabadores que vamos a mencionar en varias notas sucesivas eran extranjeros, de entre los muchos que vinieron a estas tierras en una época en la que, por una cantidad de razones creció el interés por el conocimiento y la descripción de nuestros países americanos. Estos viajeros eran mayormente ingleses, aunque los había también franceses y en menor medida alemanes; y se interesaron por saber cómo eran las costumbres, las formas de vida, las viviendas, etc, tanto de Buenos Aires, pequeña ciudad por entonces, como de las zonas rurales, y dejaron testimonios gráficos de todo eso.
Raymond A. Quinsac de Monvoisin
Comenzaremos recordando a Raymond Auguste Quinsac de Monvoisin, dibujante y pintor, nacido en Burdeos (Francia) en 1790. Estudió arte en su ciudad natal, luego en París, y más tarde oobtuvo una beca para perfeccionarse en Roma. De vuelta en la capital francesa desarrolla una obra importante, incluso por encargo de algunos personajes como Luis Felipe de Orleans, quien iba a ser posteriormente rey de Francia. Pero algunos problemas personales orientan a Monvoisin a querer alejarse de Francia, y es así como acepta una invitación que le hacen desde Chile para fundar allí una escuela de dibujo. De paso para Chile se queda en Buenos Aires unos meses. Esto fue en 1842, en pleno período rosista, y a pesar del escaso tiempo que residió aquí, realiza algunas obras interesantes.
En Chile va a tener como discípula a Procesa Sarmiento, hermana de nuestro prócer. Más tarde regresa a Francia donde muere en 1870.
Monvoisin en su estadía en Buenos Aires pintó principalmente retratos, incluso uno del propio Rosas, y también escenas de campo. El cuadro que reproducimos se llama La porteña en el templo, o Retrato de Rosa Lastra. Vemos que con pocos elementos el artista nos pinta una escena propia de aquellos años: no había en las iglesias bancos para los fieles como sucede actualmente, de modo que las damas de mayor relieve social utilizaban una especie de alfombra para reclinarse, que les llevaba una niña o un chico de servicio, que en este caso alcanza a verse en un segundo plano en el cuadro.
ILUSTRACIÓN:
- Monvoisin: La porteña en el templo. Óleo sobre tela, 1842