23 noviembre, 2024
En Retiro

Borges: el recuerdo de un vecino ilustre

Por Josefina del Solar

 

Jorge Luis Borges nació el 24 de agosto de 1899 en una casa que ya no existe, en la calle Tucumán 840, barrio de San Nicolás. Después su familia se mudó, y puede decirse que Palermo es también un lugar muy borgeano, puede comprobarse en su obra. Pero Retiro fue el barrio en el que seguramente vivió más tiempo: varias décadas, las últimas de su vida en Buenos Aires.

Desde 1944 su residencia en esta ciudad fue un departamento en el 6° piso de Maipú 994, esquina Charcas por entonces, hoy Marcelo T. de Alvear. Se lo podía ver diariamente en lugares del barrio como la Plaza San Martín, caminar por Florida en sus cercanías, o en la Galería del Este, donde era habitué de la librería que allí estaba.

Podemos dar fe de esto, lo hemos visto muchas veces por el barrio. En el edificio de Maipú vivió hasta noviembre de 1985, fecha en la que partió a Europa junto a María Kodama. Y ya no iba a regresar al Buenos Aires natal, ciudad que ganó muchos de sus versos. Borges murió en Ginebra, Suiza, el 14 de junio de 1986.

Como dato anecdótico y ciertamente no grato podemos señalar que el 24 de agosto de 1996, diez años después de su muerte, se colocó una placa de bronce en la entrada de Maipú 994, señalando que allí había vivido Borges. Pero esa placa fue robada en 2020; y aunque un aviso inmediato permitió detener a los ladrones y recuperar la placa, hasta el momento no ha sido repuesta.

Mientras tanto recordamos a Borges con su bello poema sobre la Plaza que tanto lo vio andar, en esas décadas de su residencia en Retiro.

 

La Plaza San Martín

A Macedonio Fernández

En busca de la tarde

fui apurando en vano las calles.

Ya estaban los zaguanes entorpecidos de sombra.

Con fino bruñimiento de caoba

la tarde entera se había remansado en la plaza,

serena y sazonada,

bienhechora y sutil como una lámpara,

clara como una frente,

grave como ademán de hombre enlutado.

Todo sentir se aquieta

bajo la absolución de los árboles

-jacarandás, acacias-

cuyas piadosas curvas

atenúan la rigidez de la imposible estatua

y en cuya red se exalta

la gloria de las luces equidistantes

del leve azul y de la tierra rojiza.

¡Qué bien se ve la tarde

desde el fácil sosiego de los bancos!

Abajo

el puerto anhela latitudes lejanas

y la honda plaza igualadora de almas

se abre como la muerte, como el sueño.

Jorge Luis Borges

 

FOTO: Borges en la Plaza San Martín.