Manuel Belgrano y el periodismo
Por Josefina del Solar
En esta serie de apuntes que estamos desarrollando en La Gaceta con motivo del año 2020 dedicado a Manuel Belgrano, venimos recordando diversos aspectos de la vida y trayectoria de nuestro prócer.
Lo hemos dicho ya, pero vale repetirlo: coincidieron en Belgrano el hecho de que su período formativo se desarrollara en una época especial, los finales del siglo dieciocho en los que él hace sus estudios universitarios en la España borbónica, época también en la que se pone en contacto con grandes cambios en la vida política y en las ideas en Europa, que soñó así aplicar para impulsar la vida en su tierra natal. Pero a la vez, que a su regreso a Buenos Aires le tocó actuar en acontecimientos definitorios del período del nacimiento de una nueva nación. Y puso en esto todos sus recursos intelectuales, su capacidad de acción y su innegable patriotismo.
Hemos dicho también que Belgrano tuvo una esmerada educación. Y podemos incluir en esto su manejo de varios idiomas, lo que le hizo conocer a autores importantes de aquellos años, incluso llegó traducir a algunos de ellos; pero eso también le permitirá comprender la importancia que tenía la difusión de las ideas, lo que podría hacerse por medio de la prensa, que era un fenómeno naciente.
Por aquellos años de residencia de Belgrano en España ya había aparecido hacía un tiempo El Diario de Madrid, que fue el primero de habla hispana y que el futuro prócer conoció. Pero su participación directa en el periodismo se va a dar primero en una publicación también española: el Correo Mercantil de España y sus Indias, en el que se incluían como su nombre lo dice, noticias de los territorios americanos que estaban bajo dominio español. Estando Belgrano en el Consulado en Buenos Aires, desde aquella publicación se le solicitan informaciones que él mismo redacta y envía, siendo así una suerte de corresponsal. Respecto al Consulado, si bien nos hemos referido al tema en una nota anterior, recordemos simplemente que era una entidad que tenía una doble función: por una parte era un tribunal de justicia para asuntos del comercio, y a la vez debía promover el desarrollo económico a través del estímulo de la agricultura, la industria y el comercio. Dependía directamente de la Corona española, fue creado en enero de 1794 y comenzó a funcionar en Buenos Aires en junio de ese año con Belgrano como Secretario, quien regresa de Europa precisamente para asumir ese cargo.
También por la época, desde el Consulado, junto al Virrey Avilés, va a propiciar la publicación de un periódico que sería el primero en editarse en estas tierras: el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata, que funda Francisco Cabello y Mesa y comienza a editarse el 1° de abril de 1801. En este periódico tuvieron espacio varios importantes nombres de esos años, y por supuesto entre ellos nuestro prócer pudo allí difundir sus ideas. El Telégrafo apareció primero cada dos semanas y luego como semanario, en este caso de 16 páginas. Pero al cabo de algún tiempo no fue bien visto por las autoridades locales, ya sea por algunas críticas que habían aparecido allí, o por lo que se consideró como cierto desenfado en algunas publicaciones, y fue cerrado por orden del Virrey Del Pino después de haberse editado algo más de 100 números.
Pero ya la prensa había comenzado a ser una necesidad por estas tierras. En 1802 va a aparecer el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio fundado por Hipólito Vieytes, que contó asimismo con el especial apoyo de Belgrano desde el Consulado y va a tener también artículos redactados por él. Este Semanario se publicó hasta 1807, en que dejó de aparecer ante la inminencia de la segunda invasión inglesa a Buenos Aires.
Ya en 1809 se hace cargo del Virreinato del Río de la Plata Baltasar Hidalgo de Cisneros, que iba a ser el último virrey, y que asume en reemplazo de Liniers. Pronto Cisneros quiso que hubiera un periódico en Buenos Aires, y esta actividad va a recaer sobre Belgrano. Se trató de El Correo de Comercio de Buenos Aires, que comenzó a aparecer el 1° de febrero de 1810. Belgrano se refiere así al hecho en su Autobiografía: “Anheló éste (Cisneros) a que se publicase un periódico en Buenos Aires, y era tanta su ansia que hasta quiso que se publicase el prospecto de un periódico que había salido a luz en Sevilla quitándole sólo el nombre y poniéndole el de Buenos Aires. (…) y tuvimos este medio ya de reunirnos los amigos sin temor, habiéndole hecho entender a Cisneros que si teníamos alguna junta en mi casa sería para tratar los asuntos concernientes al periódico; nos dispensó toda protección e hice el prospecto del “Diario de Comercio” que se publicaba en 1810 antes de nuestra revolución: en él salieron mis papeles que no eran otra cosa que una acusación contra el gobierno español; pero todo pasaba y así creíamos ir abriendo los ojos a nuestros paisanos: tanto fue que salió uno de mis papeles titulado: “Origen de la grandeza y decadencia de los Imperios”, en las vísperas de nuestra revolución, que así contentó a los de nuestro partido como a Cisneros, y cada uno aplicaba el ascua a su sardina, pues todo se atribuía a la unión y desunión de los pueblos”. De esta manera, El Correo de Comercio va a ser un importante medio de difusión de las ideas de Belgrano respecto a temas económicos, políticos, y en particular a cuestiones referidas a la producción agrícola, a cómo debían fomentarse la industria y el comercio, y también muy puntualmente a la importancia de la educación en todo eso, además de otros temas. Es realmente muy interesante el conocimiento de todo lo que plasmó en esos artículos.
También en el prospecto aludido deja Belgrano un concepto interesante sobre lo que aquí nos ocupa. Dice: “No entraremos a manifestar la necesidad y utilidad de los periódicos, porque éstos son puntos demasiado ventilados y en que no hay persona que tenga sentido común que no esté de acuerdo, de resultas de lo que la experiencia ha demostrado en todas las naciones que han sabido aprovecharse del feliz descubrimiento de la imprenta para semejante objeto”. Así vemos que tenía clara conciencia de la importancia que ya estaba adquiriendo de la prensa por esos años, incluso en los cambios políticos, como el que se avecinaba en este territorio. El Correo de Comercio se publicó hasta abril de 1811, es decir continuó saliendo después de la Revolución de Mayo.
Indudablemente la prédica periodística de Belgrano fue muy importante en el desarrollo de los hechos de Mayo. Y sabemos el papel central que tuvo en todo su desarrollo, como ideólogo pero también como integrante de la Primera Junta de Gobierno, y luego ya en su perfil como militar. Pero todavía le quedaba una actuación dentro del periodismo local. El flamante primer gobierno patrio decidió la apertura de una publicación que informara sobre su actividad. Esta iba a ser La Gazeta de Buenos Aires, que comenzó a publicarse el 7 de junio de 1810, y en la que Belgrano sería un importante colaborador. Se publicaban allí los decretos y resoluciones de la Junta, noticias de interés general y también se consideraba la difusión de las ideas de Mayo. La Gazeta se editó hasta 1821; y cabe recordar que el 7 de junio, conmemorando la fecha de su aparición, se celebra actualmente el Día del Periodista, según lo resolvió un congreso de profesionales de la información reunido en Córdoba en 1938.
Ilustración de arriba:
El Correo de Comercio fue un importante medio de difusión de las ideas de Belgrano.