Cerebro y adicciones
Desde 1987 y por resolución de la ONU, el 26 de junio es el Día Internacional contra el Tráfico ilícito y el Consumo de Drogas. En relación a este tema compartimos con nuestros lectores una nota del Instituto de Neurología Cognitiva – INECO.
La Asamblea General de Naciones Unidas instauró el 26 de junio como “Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas” para reforzar la acción y la cooperación con el fin de alcanzar una sociedad libre del consumo de drogas. Entre las recomendaciones que propone la Organización de Naciones Unidas se destaca la importancia de la prevención y el tratamiento.
Pero aunque existe un reconocimiento a nivel mundial de esta problemática, muchas personas desconocen que la mayoría de las sustancias que causan adicción pueden afectar circuitos cerebrales y en consecuencia, puede ocurrir que controlar o interrumpir el consumo resulte muy dificultoso.
En ese sentido, la Dra. Magdalena Boano (MN 138018), médica especialista en psiquiatría, coordinadora del Programa de rehabilitación grupal de conductas adictivas de INECO, explica:
“La adicción se produce cuando disminuye la capacidad de control sobre el consumo de una sustancia o un determinado comportamiento, de manera tal que ésta se vuelve central en la vida de una persona. Así, se invierte una cantidad importante de tiempo en la búsqueda y consumo de una sustancia o en una determinada conducta, se dejan de lado vínculos significativos, se descuida la actividad laboral o el estudio e incluso se abandonan actividades que antes resultaban placenteras.
Se trata de una enfermedad compleja de origen multifactorial, factible de ser tratada, en la cual se ven afectados circuitos cerebrales, por lo cual interrumpir y recuperarse de una conducta adictiva no es solamente una cuestión de “voluntad”, como circula comúnmente. Es fundamental reconocer factores de riesgo y actuar con estrategias de prevención y tratamiento tempranas para disminuir el enorme impacto de sus consecuencias a nivel personal y social y el estigma asociado a las personas que la padecen.”
En relación a lo mencionado por la especialista, se reconoce que, a mayor cantidad de factores de riesgo presentes, crece también el riesgo de generar una adicción. Entre ellos, la Dra. Boano destaca los relativos a la sustancia per se, como por ejemplo la vía de administración y la duración de acción, los factores biológicos y los medioambientales.
“Sabemos que cuanto más temprano se inicia el consumo de sustancias, mayor es la posibilidad de generar una adicción y de allí la importancia de generar conciencia y crear políticas de prevención en uno de los grupos más vulnerable y expuesto a los riesgos del consumo: los adolescentes,” indica la directora del Programa de rehabilitación grupal de conductas adictivas de INECO.
Justamente, fueron las neurociencias quienes han vuelto la mirada sobre el funcionamiento del cerebro adolescente:
“Los adolescentes, mientras se adaptan a los nuevos roles y responsabilidades, funcionan como una “Ferrari sin frenos”, con un sistema de procesamiento emocional que se activa con facilidad y un sistema de control cognitivo (frenos) todavía inmaduro. Esto se manifiesta habitualmente en conductas irresponsables y riesgosas mientras intentan entender sus nuevos impulsos y relaciones. ¿Por qué sucede esto? El desarrollo de las áreas cerebrales que juegan un rol fundamental en la regulación de la conducta, la emoción, la motivación y la recompensa genera decisiones sesgadas y vulnerables en los adolescentes, entre las que puede aparecer el probar y continuar consumiendo sustancias adictivas”, describe la Dra. Teresa Torralva, investigadora de Fundación INECO y coautora del reciente estudio sobre los mecanismos cerebrales de la adicción al paco.