29 abril, 2025
En Retiro

Lo que la 9 de Julio se llevó (nota 2). El Pasaje Seaver

Por Josefina del Solar

En una nota anterior hacíamos referencia al trazado de la avenida 9 de Julio, que tardó
varios años en completarse, y en especial a su tramo correspondiente al barrio de Retiro.
Recordamos algo de lo que señalábamos allí. En primer lugar que hubo dificultades
varias para su trazado porque era un proyecto arduo y complejo, de manera que el
comienzo de las obras, aunque el proyecto databa de unos cuantos años atrás, se dio recién
en la década del ´30, a partir de un proyecto del ingeniero Carlos M. Della Paollera. Y la
obra se fue haciendo por tramos, ya que la 9 de Julio une en su recorrido cuatro barrios
porteños: Constitución, Montserrat, San Nicolás y Retiro. A este último barrio llega en
1951, con la cuadra que va entre Córdoba y Paraguay.
El trazado queda allí detenido varios años, hasta que se reanudan las obras y en 1971 se
llega hasta la Avenida Santa Fe, en 1976 hasta Arenales, en 1979 a Arroyo, y en 1980 se
concluye el sector norte correspondiente a Retiro en la Avenida del Libertador.
El trazado de la 9 de Julio implicó la demolición de manzanas enteras, lo que explica en
parte la demora en completarla; y con esto se dio la desaparición de una cantidad de
edificios y espacios públicos, algunos de gran valor.
Como es imposible reseñar aquí en forma completa esto que señalamos, hacemos mención
a algo de lo más significativo que la 9 de Julio se llevó con su apertura en el barrio que nos
ocupa. En la nota anterior nos referimos a dos plazas que había en el sector, ahora nos
referiremos a una calle cuya desaparición tuvo bastante repercusión, por ser un lugar
especial de la Ciudad.
Nos referimos al Pasaje Seaver. Se trataba de una calle corta de apenas una cuadra de
extensión; en realidad una cortada que dividía en dos la manzana comprendida entre
Cerrito, Posadas, Carlos Pellegrini y la Avenida del Libertador, con salidas hacia esta
última y hacia Posadas. Se ha dicho que el Pasaje rememoraba un rincón de París,
quizás porque tenía una escalera que conectaba precisamente con Posadas, algo poco
común en una ciudad como Buenos Aires, con calles de trazado regular; o porque fue
en alguna medida un rincón algo bohemio y diferente a su entorno. El nombre le fue
impuesto en 1893 en recuerdo de Benjamin Franklin Seaver, marino norteamericano
que sirvió en la armada local bajo las órdenes del Almirante Guillermo Brown. El
Pasaje nació cuando la zona aún no había alcanzado su fisonomía de residencias o
edificios importantes. En un principio estuvo poblado por caballerizas y carbonerías,
hasta que la posterior urbanización del entorno motivó la construcción allí de casas
de pocos pisos que perduraron hasta la demolición del Pasaje. En ellas vivieron o
tuvieron su lugar artistas plásticos, fotógrafos, bailarinas, es decir personalidades de
la bohemia porteña o del quehacer artístico. También la vida nocturna tuvo su refugio
en algún conocido local. Conservó su fisonomía durante bastante tiempo, empedrado
incluido, hasta que la extensión de la 9 de Julio hacia el bajo lo condenó a
desaparecer. En 1975 comenzó la demolición, de modo que algunas fotografías y las
imágenes quizá algo desdibujadas en la memoria de algunas personas es lo que nos
ha quedado del Pasaje Seaver.

FOTO: El Pasaje Sever en una fotografía de los años ’50.