Reducir el consumo de plásticos de un solo uso es una cuenta pendiente
El uso de productos de plástico está profundamente arraigado en nuestras vidas cotidianas, en todos los ámbitos, desde las bolsas de compras y los cubiertos hasta las botellas de agua y el envoltorio para sándwiches. Pero la búsqueda de la comodidad ha ido demasiado lejos y no utilizamos los productos de plástico de manera eficiente, desperdiciamos recursos valiosos y dañamos el medio ambiente.
El consumo excesivo de estos objetos y la mala gestión de los residuos plásticos son una amenaza creciente, que provoca el desbordamiento de los vertederos, obstruye el flujo de los ríos y pone en peligro los ecosistemas marinos. Esto tiene un impacto negativo en sectores que son cruciales para muchas economías, como el turismo, el transporte y la pesca.
La difícil degradación del plástico plantea desafíos ecológicos en todo el planeta. Aunque su impacto medioambiental ha obligado a todos los países a buscar alternativas para aumentar el reciclaje y reducir los residuos, parece que todavía falta mucho para poder prescindir de él completamente. Cada minuto se venden un millón de botellas de plástico en todo el mundo, las cuales al ser descartadas, tardan unos 450 años en descomponerse. Si no están a la intemperie, la cifra se aproxima a los 1.000 años. El 42% del plástico utilizado se destina al empaquetado de alimentos y productos manufacturados. Es decir, plásticos de un solo uso que apenas pasan unos minutos en las manos de los consumidores.
El mundo está produciendo una cantidad récord de residuos plásticos de un solo uso, en su mayoría fabricados con polímeros creados a partir de combustibles fósiles, a pesar de los esfuerzos mundiales para reducir la contaminación por plásticos y las emisiones de carbono, según un nuevo informe publicado en febrero de este año.
La investigación de Plastic Waste Makers Index, compilado por la asociación sin fines de lucro Minderoo Foundation, encontró que a nivel mundial se generaron 139 millones de toneladas métricas de desechos plásticos de un solo uso en 2021, lo que representa 6 millones de toneladas métricas más que en 2019, cuando se publicó el primer índice. Los desechos plásticos adicionales creados en esos dos años equivalen a casi un 1 kilogramo más por cada persona en el planeta y fueron impulsados por la demanda de envases flexibles como plástico para envoltorios y sobres.
En los últimos años, gobiernos de todas las latitudes han anunciado políticas para reducir el volumen de plástico de un solo uso, prohibiendo productos como los sorbetes de un solo uso, los cubiertos desechables, los envases de alimentos, los hisopos, las bolsas y los globos.
En julio de 2022, California se convirtió en el primer estado de EE.UU. en anunciar sus propios objetivos, que incluyen una reducción del 25% en la venta de envases de plástico para 2032. En diciembre, el Reino Unido amplió su lista de artículos prohibidos para incluir bandejas de un solo uso, palos de globos y algunos tipos de vasos y envases de alimentos de poliestireno. También existen prohibiciones en la Unión Europea, Australia y la India, entre otros lugares.
Sin embargo, el informe concluye que el reciclaje no está aumentando con la rapidez suficiente para hacer frente a la cantidad de plástico que se produce, lo que significa que los productos usados tienen muchas más probabilidades de acabar en vertederos, playas, ríos y océanos que de llegar a las plantas de reciclaje.
La investigación demuestra, sin lugar a dudas, que el problema de la contaminación por plásticos es cada vez mayor y está provocado por los productores de polímeros, que, a su vez, están impulsados por el sector del petróleo y el gas.
El año pasado, la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, máximo órgano decisorio mundial en la materia, acordó crear el primer tratado mundial sobre contaminación por plásticos. Un comité intergubernamental trabaja para redactar un acuerdo jurídicamente vinculante que aborde todo el ciclo de vida del plástico, desde su producción y diseño hasta su eliminación, a ser publicado en 2024.
Los gobiernos pueden desempeñar un papel crucial en la elaboración de normas y políticas para fortalecer la demanda de plásticos reciclados, crear condiciones de igualdad para las empresas nacionales e internacionales y ayudar a promover una economía circular para los productos de plástico. Con este fin, el Grupo Banco Mundial está alentando inversiones inteligentes en el ámbito del plástico mediante el desarrollo de instrumentos financieros innovadores, la creación de mecanismos de incentivos y la identificación de inversiones en los principales sectores económicos que podrían reducir los desechos plásticos.
Respecto al Gobierno nacional, el Ministerio de Ambiente y la Administración de Parques Nacionales aprobaron un reglamento para la reducción progresiva y la prohibición específica de los plásticos de un solo uso en los parques nacionales y las áreas protegidas. La iniciativa se alinea con distintos esfuerzos internacionales que tienden a la eliminación de la presencia en los ecosistemas de estos componentes. La medida alcanza elementos como botellas de bebidas, vajilla y utensilios plásticos descartables; varillas de soporte de globos y los soportes utilizados para el consumo de helados; hisopos y cotonetes realizados con plástico no compostable; bolsas plásticas no reutilizables o no compostables; envoltorios y productos cosméticos y de higiene oral con micro perlas o micro esferas de plástico.
Por su parte, desde el Gobierno de la Ciudad se busca mejorar la calidad de vida de los vecinos transformando a Buenos Aires en una ciudad sustentable que administra responsablemente sus recursos y residuos. El objetivo es fortalecer la gestión social del sistema de reciclado, con mayor separación en origen y mejor disposición en el espacio público.
La Ciudad cuenta con dos formas de recepción de materiales reciclables. Por un lado, la recolección puerta a puerta con recuperadores urbanos y, por el otro, Contenedores Verdes, Campanas Verdes y Puntos Verdes.
Los materiales reciclables son: papel y cartón, plásticos, metales y vidrio. Todos los elementos recolectados van a los 16 Centros Verdes que tiene la Ciudad. Allí las cooperativas de recuperadores les agregan valor a los reciclables con clasificación y procesamiento para que luego se reinserten en la industria.
Asimismo, el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad inició la Campaña de Concientización Buenos Aires recicla sobre reciclables y su correcta gestión, bajo el lema “Me reciclo. Separame”. Se persigue concientizar sobre la importancia de la separación de residuos en origen para tener una ciudad cada vez más sustentable. La campaña consiste en una recorrida puerta a puerta por comercios, casas y edificios residenciales por parte de 60 voluntarios y personal de la Comuna correspondiente.
Recordemos que el citado Ministerio prohibió a través de dos resoluciones, en 2016 y 2019 respectivamente, la entrega de bolsas plásticas no biodegradables en hipermercados, supermercados y autoservicios de alimentos y bebidas, y la entrega de sorbetes de plástico de un solo uso en hoteles, shoppings, locales de baile y maxikioscos. Además, en 2018 se aprobó la Ley 5.991 de Gestión Integral de Pilas en Desuso, que tiene como objetivo garantizar la gestión ambiental de las mismas al considerarlas como un residuo de manejo especial por sus potenciales características de peligrosidad, nocividad o toxicidad. Así, las pilas junto al aceite de cocina usado, los aparatos eléctricos y electrónicos, y los cartuchos de tinta y tóner pueden ser llevados a los Puntos Verdes o a los Puntos Verdes Móviles.
Un dato auspicioso y esperanzador: el más reciente relevamiento realizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sobre hábitos de higiene urbana arrojó que un 54,7 % de los vecinos separa siempre sus reciclables en el hogar.
Laura Brosio
FOTO: La difícil degradación del plástico plantea desafíos ecológicos en todo el planeta.