San Martin en Retiro
Por Josefina del Solar
El núcleo fundacional del barrio de Retiro es la actual Plaza San Martín. Que lleva ese nombre no como un recordatorio más del Libertador sino por la relación que ese lugar histórico tuvo con él.
El 17 de agosto se conmemora un nuevo aniversario del fallecimiento del General San Martín, por lo que, a modo de homenaje a su grandiosa figura haremos una síntesis de lo esencial de su vínculo con este barrio, vínculo que no tuvo una duración extensa pero que fue sin embargo muy significativo.
Nos remontamos para explicarlo hasta el año 1808 en el que Napoleón Bonaparte se hace dueño del poder en España designando a su hermano José para ocupar allí el trono, hecho que dio pie para el comienzo de los movimientos de independencia de las colonias españolas en América. Ante esto, José de San Martín -nacido en nuestro territorio pero que se encontraba en España, donde había realizado una brillante carrera militar y había combatido precisamente contra las fuerzas de Napoleón- decide regresar a su tierra natal con la intención de ponerse al servicio de la causa americana.
El 9 de marzo de 1812, con 34 años recién cumplidos, San Martín desembarca en Buenos Aires junto a otros oficiales, como él americanos pero formados militarmente en Europa. Inmediatamente se presenta ante las autoridades locales, las que dados sus antecedentes y su invalorable experiencia no solo le reconocen su grado de teniente coronel sino que le encomiendan la formación de un cuerpo de caballería, tarea que adquiría una fundamental importancia tomando en cuenta los acontecimientos que se vivían en este territorio que por entonces se llamaba Provincias Unidas del Río de la Plata, que estaba iniciando la búsqueda de una estructura política propia y que debía consolidar su proceso de independencia, todavía no declarada formalmente. Por varias razones urgía entonces la necesidad de organizar convenientemente las fuerzas militares locales, entre otras porque el desarrollo de los hechos en Europa hacía temer que se restaurara la monarquía española y desde allí se intentara consecuentemente la recuperación del dominio en los territorios coloniales.
San Martín se pone a trabajar intensamente en la tarea encomendada, comenzando por la rigurosa selección de los hombres que iban a integrar el cuerpo militar, al que inicialmente denominará Escuadrón de Granaderos a Caballo. Se le concede para su uso el Cuartel de la Ranchería, situado en las actuales calles Perú y Alsina; pero pronto consideró que el lugar no era apto para el tipo de instrucción que debía impartirse a un cuerpo de caballería, por lo que solicitó que se le concediera el uso de los Cuarteles del Retiro, seguramente por ser más amplios –tenían capacidad para unos 650 hombres- y además por estar alejados del lugar donde se encontraba el grueso de la población de la ciudad de Buenos Aires.
Estos cuarteles habían sido construidos a fines del siglo dieciocho y se encontraban en lo que es actualmente la Plaza San Martín. Al momento en el que el Libertador los solicita acababan de ser desocupados por el Regimiento de Dragones de la Patria. El 4 de mayo de 1812 el Gobernador de Buenos Aires y Comandante de Armas Don Miguel de Azcuénaga comunica la disponibilidad de los Cuarteles del Retiro, por lo que días después San Martín los inspecciona elevando un informe al mencionado Comandante en el que consigna las reparaciones y acondicionamientos que a su juicio debían efectuarse.
Ya instalados en los Cuarteles del Retiro, el propio San Martín va a proporcionar la instrucción militar a los hombres que dos veces por día se formaban al efecto. Se ocupaba además personalmente, como lo demuestran documentos de su puño y letra, de requerir los elementos necesarios para la vida cotidiana de los soldados y para su armamento; y lo que era también muy importante, de tomar medidas para la provisión de los caballos que se requirieran, los que eran seleccionados rigurosamente. Los datos que hay al respecto indican que a cada hombre se le asignaba un caballo, al que debía cuidar con los útiles que se le proporcionaban para tal fin. Oportunamente se hicieron suscripciones para la compra de caballos, lo que debió ser un gasto significativo para las condiciones de la época. La austeridad, sin embargo, junto con la disciplina, condiciones que San Martín siempre cultivó, fueron los rasgos dominantes en esos cuarteles del Retiro, muy necesarios por otra parte para enfrentar las duras jornadas que estos hombres tenían por delante.
La primera y exitosa prueba para San Martín y su Regimiento de Granaderos se dio el 3 de febrero de 1813 en el combate de San Lorenzo, luego del cual regresaron al Retiro. San Martín solicita que se le facilite la Plaza de Toros cercana al cuartel y todavía existente, para utilizarla como caballeriza. Claro que cuando tiempo después es designado para reemplazar a Manuel Belgrano al frente del Ejército del Norte, deberá partir para esta misión, en enero de 1814. Luego seguirán las distintas etapas de las campañas libertadoras en Chile y Perú. Mientras tanto el Retiro va a cambiar su anterior denominación de Campo de la Gloria que tenía luego de las invasiones Inglesas, para pasar a llamarse Campo de Marte, por la actividad militar que allí se desarrolló.
San Martín ya no volverá con sus Granaderos a este lugar, que fue testigo de la formación y adiestramiento del Regimiento que tanto hizo por la independencia americana. Los cuarteles van a seguir en actividad unos cuantos años más.
El ámbito del Retiro, coincidente en su extensión con la actual Plaza, va transformándose con el paso del tiempo, aunque el recuerdo del Libertador y sus Granaderos va a persistir. En 1862 se inaugura allí el monumento a San Martín, obra del escultor francés Louis-Joseph Daumas, con un basamento sencillo, rodeado de rejas. Este va a ser el primer monumento ecuestre de la Ciudad de Buenos Aires. Y en 1878, cuando se cumpía el centenario del nacimiento del Libertador, la Municipalidad de Buenos Aires da al lugar el nombre de Plaza San Martín, nombre con el que la conocemos hasta la actualidad.
Dos años más tarde, en 1880 y en cumplimiento del testamento del prócer en el que expresaba su deseo de que su corazón descansara en Buenos Aires, llegan sus restos al Puerto de esta ciudad, donde fueron recibidos por Bartolomé Mitre y otras personalidades. Tras cumplir los trámites correspondientes el cortejo se encaminó hacia la Plaza en la que San Martín formó su Regimiento y que ahora llevaba su nombre, donde llegó pasadas las dos de la tarde. Según las crónicas una gran cantidad de público acompañó esta ceremonia. Allí el presidente Nicolás Avellaneda pronunció una oración fúnebre, luego de lo cual el cortejo partió hacia el Mausoleo de la Catedral.
En 1910 se modificó el basamento del monumento a San Martín -que fue reemplazado por otro mucho más elaborado, que es el que conocemos, obra del escultor alemán Gustavo Eberlein- y se cambió su orientación.
La Plaza San Martín fue declarada lugar Histórico Nacional en 1942. Y está dedicada en su ámbito central, exclusivamente a la memoria y homenaje al General San Martín.
Foto de Arriba: El monumento en la actualidad (foto La Gaceta del Retiro).