San Martín de Tours Patrono de la Ciudad de Buenos Aires
El 11 de noviembre se celebra la festividad de San Martín de Tours, Patrono de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta festividad es de larga data. Precisamente poco después de la segunda fundación de la Ciudad por Juan de Garay que tuvo lugar en junio de 1580, en octubre de ese mismo año el fundador decidió que se eligiera para ella un santo patrono. Según el relato tradicional que nos ha llegado, la elección se hizo por un sorteo en que salió el nombre del santo de Tours. Esto no convenció a los responsables del acto. Se repitió el sorteo en dos oportunidades más en las que volvió a salir el mismo nombre, lo que hizo pensar que debía aceptarse eso, y así fue. Desde entonces se nombró a San Martín de Tours patrono de la recién fundada ciudad, y su festividad se transformó en la más importante hasta la época de la independencia. Hay muchos relatos, incluso documentos del Cabildo que dan cuenta de la solemnidad de los festejos que se hacían y que no eran solo religiosos sino que participaba activamente la población. Los festejos se extendían por varios días, y el acto central consistía en una exhibición del Estandarte Real, que era llevado por las calles de la ciudad con un séquito que incluía a los más importantes funcionarios, incluyendo al gobernador. Luego se encaminaban a la Catedral, donde tenían lugar la misa y algunas ceremonias, concluidas las cuales se pasaba a los festejos en las calles, con danzas y juegos varios. Los testimonios de época señalan que los vecinos adherían adornando e iluminando sus casas. La gran Léonie Matthis (1883-1952), quien recreó minuciosamente la vida de Buenos Aires en tiempos pasados, reflejó en una obra que incluimos en esta página dicha celebración, con epicentro en el Cabildo de la Ciudad.
Recordando quién fue San Martín de Tours, digamos que nació en territorio de la actual Hungría en el siglo IV d.C. Era hijo de un militar, y siendo muy joven ingresó al ejército romano. Allí ocurrió el episodio que se recuerda especialmente, porque estando en campaña en Amiens vio a un hombre muy pobre aterido de frío, y no teniendo otra cosa para darle cortó en dos partes su propia capa y le dio una mitad a aquel hombre. El relato señala que después de este acto soñó que Jesucristo le decía que a El le había dado su parte de la capa. Esto movió al joven militar a convertirse al cristianismo, lo que en aquel momento era peligroso. También abandonó la milicia y se dedicó a formarse para la vida religiosa. Se hizo monje, fundó conventos, y llegó a ser elegido obispo de Tours, en Francia, en lo que se desempeñó durante 27 años, haciendo una obra de evangelización muy importante y reconocida.
En Buenos Aires ya casi no se festeja al santo patrono de la ciudad, aunque tiene su calle en la que también se encuentra una iglesia con su nombre, y existe en Recoleta una escultura que lo recuerda.
FOTO: La festividad de San Martín de Tours como se vivía en Buenos Aires en el siglo XVIII, según Léonie Matthis.