25 noviembre, 2024
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La acumulación de residuos plásticos, un grave problema ambiental

La contaminación provocada por los residuos plásticos presentes en los mares y los suelos representa una grave amenaza para la conservación del medio ambiente. Utilizamos plásticos en miles de aplicaciones: tuberías, cables, herramientas, electrodomésticos, automóviles, muebles, productos textiles, computadoras y todo tipo de aparatos electrónicos, pero también en envoltorios para alimentos y materiales descartables para la salud. Otros residuos cotidianos aparecen con los plásticos de un solo uso: botellas de bebidas y productos de limpieza, bandejas, vasos, cubiertos, bolsas, sorbetes… y la lista pareciera no tener fin.

El término plástico se refiere a varios tipos de polímeros, materiales compuestos de moléculas orgánicas de alto peso que derivan, usualmente, del petróleo. El primer plástico desarrollado fue el celuloide, un compuesto derivado del algodón que fue patentado por John Hyatt en 1865 como sustituto del marfil para fabricar bolas de billar. Hace setenta años comenzó la producción en masa de plásticos. En 2015 la producción total de plástico alcanzó las 380 millones de toneladas. Hasta la actualidad se han fabricado unos 8,3 mil millones de toneladas.

Cada vez se producen más objetos de plástico. Cuando nos deshacemos de ellos pueden acabar en un vertedero, ser incinerados o reciclados. Sin embargo, debido a la acción del viento y la lluvia, estos residuos también pueden llegar al mar incluso cuando los tiramos a la basura. Pueden acabar abandonados debido a la acción de las tormentas, el viento o la lluvia, o simplemente porque no se han desechado correctamente. Así pueden llegar a ríos u otras vías fluviales y al sistema de alcantarillado de zonas urbanas. Una vez allí, a no ser que se extraigan con anterioridad, su destino final será el mar por muy lejos que nos encontremos de la costa.

Hoy en día sólo el 9% de todo el plástico que hemos producido y consumido hasta la actualidad a nivel mundial se ha reciclado, el 12% se ha incinerado, y la gran mayoría, el 79%, ha terminado en vertederos o en el medio ambiente. Además, también encontramos plásticos en el mar que proceden de vertidos de basura deliberados, de vertidos accidentales desde barcos, o de los efluentes de las estaciones depuradoras y plantas de tratamiento de aguas residuales. El 80% de los residuos presentes en el mar proviene de tierra, mientras que el 20% restante de la actividad marítima.

Debido a que el plástico es muy persistente y se dispersa fácilmente, podemos encontrar plásticos en todos los rincones del planeta, desde el Ártico hasta la Antártida. Una vez que los objetos de plástico llegan al mar pueden ser ingeridos por la fauna marina, pueden quedarse en suspensión o flotando en la superficie, pueden finalmente hundirse y permanecer en el fondo marino, o incluso pueden quedar atrapados en el hielo del Ártico. Ya se han hallado plásticos hasta en las zonas más profundas, a más de 10.000 metros de profundidad.

Los residuos plásticos tardan entre décadas y cientos de años en degradarse. El tiempo de degradación depende del tipo de plástico y de las condiciones ambientales a las que se expone (luz solar, oxígeno, agentes mecánicos). En el caso de los océanos, la radiación UV procedente de la luz solar es el principal agente que degrada el plástico. La acción del oleaje acelera este proceso y como resultado los fragmentos más grandes se van rompiendo en trozos más pequeños, generando microplásticos.

Mientras tiene lugar el proceso de degradación, los desechos plásticos contaminan el suelo y las aguas. Causan graves daños a muchas especies de aves, peces y mamíferos acuáticos y terrestres. Actualmente, unas 700 especies de organismos marinos se ven afectadas por este tipo de contaminación. Cada año, más de un millón de aves y más de 100.000 mamíferos marinos mueren como consecuencia de todos los plásticos que llegan al mar.

Los desechos plásticos representan un 12 % de los residuos sólidos urbanos (RSU) a nivel mundial y si no se recolectan y gestionan adecuadamente seguirán contaminando los ecosistemas durante un largo período de tiempo. En Argentina, según el Observatorio Nacional para la Gestión de RSU (2019), los residuos plásticos constituyen en promedio el 15 % de los residuos totales, variando entre un 9 % de mínima y un 21 % de máxima, según la localidad que se trate.

Los plásticos de un solo uso representan cerca del 70% del total de los plásticos que contaminan nuestro planeta. Ante este escenario se requieren políticas públicas inmediatas y a largo plazo. En 2018 la Unión Europea ha aprobado la prohibición de los plásticos de un solo uso a partir de 2021. Una medida que se suma a otras ya adoptadas como la de restringir las bolsas de plástico de usar y tirar, adoptada en 2015, y la obligación de incluir en el etiquetado de ciertos productos los efectos medioambientales que pueden tener sus envases.

En 2017 en la Ciudad de Buenos Aires comenzó a regir la prohibición de proveer bolsas de plástico para los supermercados, hipermercados y autoservicios, y su sustitución por bolsas biodegradables y reutilizables, las denominadas ecobolsas. Sin embargo, la norma exceptúa de tal prohibición a las verdulerías, panaderías, rotiserías, pescaderías y carnicerías, por lo cual en dichos comercios se siguen usando las bolsas y bandejas de plástico. El Gobierno de la Ciudad promueve el reciclado pero mucha gente no cumple con la obligación de separar la basura en origen, en consecuencia, muchos de esos plásticos terminan engrosando los vertederos.

Desde Greenpeace se asegura que el reciclaje no es suficiente para poner fin a la contaminación causada por los plásticos y que se necesita un cambio de modelo de gestión de residuos urgente, ya que es muy ineficiente. En España, por ejemplo, sólo se recupera el 25% de los envases de plástico. A nivel mundial, el 80% de las basuras de los hogares se recogen mezcladas.

Además, no es posible reciclar el plástico al 100% y muchos envases, como por ejemplo los que miden menos de 10 cm. o los que contienen PVC, no se están recuperando. Tampoco se recupera todo el material de los envases brick.

¿Cuál es la solución? Apostar por la reutilización de envases. ¿Por qué reciclar una botella cuando se podría volver a usar? Las propuestas de Greenpeace son las siguientes:

– Cambiar los hábitos de consumo que favorezcan el fin del modelo de usar y tirar.

– Potenciar la reutilización a través de la implantación de un nuevo sistema de devolución y retorno de envases (SDDR).

– Fomentar la compra a granel y los envases rellenables.

– No malgastar recursos sino usar sólo los estrictamente necesarios, dar durabilidad y buen uso a los objetos que tenemos y reparar los que se rompan.

Es imperioso que tanto los gobiernos como las empresas se involucren y faciliten estos cambios, con leyes y con modificaciones en la administración de sus negocios. Las políticas públicas en materia de gestión de residuos plásticos deberían apuntar a la prevención y minimización de la generación de los mismos. Acompañando esto con un consumo más responsable y con acciones tendientes a favorecer la sustitución del plástico por otros materiales reutilizables o biodegradables (vidrio, papel, cartón e incluso bioplásticos) podría lograrse un altísimo impacto. Frente a aquellos plásticos difíciles de sustituir, el reciclaje seguirá siendo una opción deseable.

Se debería poner más énfasis en la necesidad de la separación en origen y la recolección diferenciada de residuos así como en la prohibición de los plásticos de un solo uso. Asimismo, propiciar la educación ambiental cobraría una enorme relevancia a fin de que toda la población tome conciencia de los peligros a los que está sometido nuestro planeta y actúe en consecuencia.

Laura Brosio

FOTO: Los plásticos de un solo uso representan cerca del 70% del total de los plásticos que contaminan nuestro planeta.