Eleonora Noga Alberti
Por Josefina del Solar
Soprano de relevante actuación en el campo de la canción de cámara, tanto en escenarios de nuestro país como internacionales, Eleonora Noga Alberti es además Doctora en Música e investigadora. Desde hace tiempo lleva adelante ciclos en los que interpreta canciones de diversas épocas y estilos, y en los que el repertorio judeoespañol tiene un espacio importante.
Sobre parte de su trayectoria y su actualidad conversamos con ella en una entrevista que consignamos a continuación.
¿Cómo se dio en su caso la vocación musical, y por el canto en particular?
– Hubo todo un proceso familiar, porque mi papá era violinista, y en mi casa había un ambiente musical. Mi mamá sin ser música era una persona que cantaba siempre. Yo de chica iba a los conciertos con mi papá; y no era sólo que él me llevaba, sino que a mí me gustaba, de mis hermanos era la única que iba. Y la definición creo que vino en un momento que al menos conscientemente lo recuerdo. Cuando estaba en el Instituto del Colón, me eligieron para hacer de uno de los pajes de Tannhäuser. Era chica, tendría 15 ó 16 años y no me maquillaba todavía, salvo para el escenario. El vestuario era de época, tenía zapatos que me apretaban, no estaba cómoda. Estaba en bambalinas esperando, y escuché al barítono cantar el aria de la Estrella Vespertina. Y pensé: me duele todo, me molesta todo, pero éste es el lugar donde yo quiero estar. Fue la aceptación de las dificultades. Era decir: yo sé que esto va a ser difícil, pero eso es lo que quiero…
Y siendo también investigadora ¿qué papel jugó esa inquietud y esa formación en lo artístico?
Aprendí la disciplina. Yo creo que para hacer esto hay que ser muy disciplinado. Entonces entendí que tenía que hacer una carrera universitaria. Yo venía de un año en el que no sabía si iba a estudiar Historia del Arte o Geología, eso que pasa cuando uno termina el secundario. Mi maestra de piano un día me habló de la Facultad de Música de la UCA. Entonces ingresé a la Universidad a la carrera de Musicología. Y las cosas se van dando de alguna manera. Yo estaba en un conjunto de música antigua, en el que estaba también Clara Cortazar. Un dia el papá de Clara -el profesor Augusto Raúl Cortazar- daba una conferencia sobre el Folklore y la Fiesta de San Juan, haciendo un paralelo entre los romances criollos, los españoles y los sefardíes, y Clara me dijo que yo tenía que cantar. Susana Fernández cantó el romance español, Leda Valladares, con quien nos conocíamos mucho, hizo la versión criolla, y yo la versión sefardí. Luego estando en 4º año apareció el trabajo de investigación, y ahí comencé con lo sefardí. Luego cuando hice un concierto para niños el maestro Carlos Suffern me dio materiales e ideas para el recital y sobre los músicos que compusieron para niños en la Argentina. Cuando grabé en Francia sobre la Revolución Francesa investigué en la Biblioteca Nacional de París sobre las canciones de esa época. Y después fue meterme en un tema que siempre me apasionó, el de los géneros de comedia dentro de la lírica: la opereta francesa, la vienesa, la zarzuela con su antecedente que fue la tonadilla escénica. Es decir, hay trabajo de investigación en todo lo que hago.
Se la define como una artista con gran versatilidad en estilos y repertorio. Sin embargo uno como espectador percibe que hay un hilo conductor, conceptual…
Es muy interesante eso. Claro que es difícil que uno mismo encuentre ese hilo conductor, pasa como con los artistas plásticos, que hacen la obra y los que la vemos somos los que la analizamos. Pero sí hay una idea. Quizás está en un tipo de música. Por ejemplo yo nunca hice música popular popular. Canto a veces canciones de varieté, pero ya serían canciones populares que se han transformado en clásicos. Eso sí, siempre lo que canto primero tiene que gustarme mucho. Pero también siempre entendí que uno tiene que hacer programas en los que el público tenga cosas que ya conoce, porque pienso que a la gente hay que acercarla a la música, que es una de las cosas más difíciles de aprehender.
Se dice que el público oyente o espectador de música, en comparación con el de otras artes, es el más conservador, en el sentido de que tiende a escuchar más bien aquello que conoce.
Exactamente. Creo que como en todo hay compartimentos estancos: están los que van sólo a escuchar ópera, los que escuchan sólo piano… A mí me parece que en la medida en que uno escucha más variedad, más se enriquece. Es decir yo no voy a cantar rock, pero tengo que escuchar, saber qué pasa. Me acuerdo que cuando terminé la Universidad, enseñé Historia de la Música en la Asociación de Secretarias. Tenía que dar cosas de la Edad Media, y pensé: cómo hago… y se me ocurrió llevarles canciones que tuvieran la estructura de aquéllas pero cantadas por músicos de rock. Busqué cosas comparables para explicarles. Un día apareció la directora y había un silencio en la clase…Después la directora me llamó y era para felicitarme por la atención que conseguía con las alumnas. Creo que la Musicología me dio herramientas para poder hacer ese tipo de cosas.
También para presentar en un marco histórico sus interpretaciones…
Siempre fui de hablar en los conciertos. Además, me involucro físicamente en las canciones. Si estoy hierática puede ser sólo porque estoy aterrada porque es un estreno o algo así (se ríe).
A pesar de la experiencia ¿ocurre eso del temor escénico?
Yo creo que es al revés, cuando uno empieza, como nadie lo conoce no hay tanto temor. Pero cuando uno ya tiene una carrera hay que hacer frente a eso, entonces el temor es otro. Una vez leí un libro de una cantante norteamericana que decía “use los nervios de una manera positiva”. Y es verdad. Uno no es una máquina, es un ser humano y cualquier cosa puede pasar. Pero después que pasa es cuando empieza el verdadero concierto. Nosotros dos (se refiere a su marido, presente en la entrevista) fuimos testigos de cuando Julio Bocca ganó el concurso en Moscú. Bocca entró al escenario y se cayó, pero se paró y siguió como si nada hubiera pasado, y yo creo que eso le valió el premio. Y era un chico. Yo dije qué maravilla, eso lo tendrían que transmitir a los alumnos, porque la cuestión no es tropezar, equivocarse, el asunto es salir.
Nos contó ya cómo comenzó a trabajar el repertorio sefardí. ¿Cómo es la búsqueda de ese repertorio? ¿Hay material escrito?
Escrito no hay nada, salvo lo que vamos haciendo los que investigamos. El repertorio judeoespañol es más bien trabajo de etnomusicología. Hay que encontrar la fuente, es decir la gente que conozca las canciones, que las cante. Hasta la época en que comencé mi investigación, la documentación de este legado en Argentina, Chile y Paraguay era muy escasa. Mis informantes fueron en su mayoría inmigrantes de primera generación, que provenían de diversas zonas del Mediterráneo y les pude grabar los cantos de manera directa. En Asunción del Paraguay tuve la suerte de grabar cuatro generaciones de una misma familia, eso me permitió ver el proceso de cambio que se produjo, por ejemplo, entre una bisabuela y su bisnieta.
¿En que está trabajando en este momento?
Estoy trabajando en este ciclo (*). Ahora vamos a hacer un homenaje al 9 de Julio con canciones argentinas, también canciones de la época de la Revolución Francesa. Después va a haber un recital con parte de flamenco, luego vienen nuevas arias de opereta. Todo me lleva mucho tiempo, porque yo sigo investigando y aparecen nuevas obras. Por ejemplo en el próximo concierto Juan Pablo Scaffidi va a hacer una obra de Mompou para piano solo, entonces yo voy a cantar fuera de programa algo catalán. El encuadre de este año es algo que viene desde el año pasado, un panorama de opereta francesa, de la que se conoce poquísimo y es un género que ha dado origen a la opereta vienesa. También estoy trabajando en una vuelta pequeña pero muy interesante a la música contemporánea con una obra de Miguel Bellusci sobre un texto de Julio Cortázar que vamos a estrenar, y en otro concierto que va a ser en julio también, con canciones brasileras y españolas. Así que con eso es suficiente (se ríe)
¿Quisiera agregar algo que no la haya preguntado?
Sólo que la ocasión que me da el Centro Palermo de la Alianza Francesa de estar con este ciclo aquí, en el que se ha ido formando un público que vuelve a escuchar cada audición, es de gran valor para mí, y creo que para todo el equipo que trabaja conmigo.
(*) El ciclo Atardeceres con la Lírica en la Alianza Francesa de Palermo. El próximo recital será el 10/7 a las 19.30, con un homenaje al 9 de Julio y a la Fiesta Nacional de Francia.