29 abril, 2025
Arte

El arte en el error

Por Marcela Davidson 

Escribió Ernesto Sábato que la vida se escribe en borrador. Pero para el arte poseemos una condición valiosa, la facultad de expresarnos valorando los errores, las fracturas, la experiencia. Lo afirman difundidas frases como por ejemplo “Se aprende de los errores”, o “El arte se construye en el error”.
¿Cuántas veces podemos errar en aras de construir una obra? Y ahí decimos que es en la corrección que vamos encontrando soluciones.  La cerámica japonesa, antiguamente era reparada uniendo las partes fracturadas con  un barniz espolvoreado en oro. También la obra de arte condensa correcciones que a veces se perciben, y sin embargo le otorgan  energía a la obra. La filosofía Kintsugi plantea que las rupturas no deben ocultarse en la cerámica. 
Los dibujantes van buscando la línea que le brinda la armonía de la proporción, y veces esa búsqueda deja ver una superposición de trazos que resultan fascinantes. Así los dibujos de Carlos Alonso o  Juan Carlos Castagnino ilustran un entrecruce de trazos que van componiendo la certeza de la obra.  También en la prehistoria, sobre las paredes de la Cueva de Chauvet en el sur de Francia, donde existen algunas de las más importantes pinturas rupestres, dibujantes anónimos buscaban la proporción de los animales que ilustraron: puede verse que la cabeza del caballo se repite tras el acierto de la concebida proporción. Quedamos atraídos entonces por los errores, y celebramos en el arte como en la cerámica japonesa las cicatrices sobre la cerámica, cicatrices en oro. Los errores son de oro, pensando metafóricamente.
Pensamos también qué inoportuno es intentar enseñar o juzgar al arte en los términos de la cultura de la humillación. Los jurados de certámenes de baile que  resaltan hasta casi la humillación los errores del participante, van marcando pobreza en el televidente,  que privado de un juicio crítico es así condicionado a formar hasta a sus propios hijos en la cultura de la humillación.
La cultura de la humillación genera pobreza: pobreza moral, pobreza creativa, pobreza espiritual. 

“Sobre las paredes de la Cueva de Chauvet,  puede verse que la cabeza del caballo se repite tras el acierto de la concebida proporción”.